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Mientras tanto no mientan tanto

lunes, 4 de enero de 2010

La ciudad del Gran Pez, el decadente Sofovich y un candidato para el 2011


En el cuento “Historia del guerrero y la cautiva”, Jorge Luís Borges describe un hecho que lo asombra, ocurrido en Europa entre el siglo VI y VIII. Describe a un guerrero de una civilización rudimentaria, los bárbaros, que venían de la región del Danubio y del Elba, de lo que hoy se conoce como Alemania, “de las selvas inextricables, del jabalí y del uro”, para atacar ciudades del Imperio Romano. Ya en Italia, a las puertas de Ravena, el guerrero Droctulft, decidió convertirse y terminó defendiendo la ciudad, muriendo en esa misma batalla. Borges, entonces, se pregunta qué vio el guerrero para cambiar de idea. Lo describe con su genial maestría: “Las guerras lo traen a Ravena y ahí ve algo que no había visto jamás, o que no ha visto con plenitud. Ve el día y los cipreses y el mármol. Ve un conjunto que es múltiple, sin desorden; ve una ciudad, un organismo hecho de estatuas, de templos, de jardines, de habitaciones, de gradas, de jarrones, de capiteles, de espacios regulares y abiertos. Ninguna de esas fábricas (lo sé) lo impresiona por bella; lo tocan como ahora nos tocaría una maquinaria compleja, cuyo fin ignoráramos, pero en cuyo diseño se adivinara una inteligencia inmortal… Bruscamente lo ciega y lo renueva esa revelación, la Ciudad”.

La ciudad del Gran Pez
Varios siglos después que Droctulft, el intendente de La Falda, Marcos Sestopal, conocido en la comarca como El Gran Pez, no ha logrado en más de seis años de gestión, y con recaudaciones históricas, dar un ordenamiento mínimo a la ciudad. Aquellos jarrones y estatuas de Ravena son el mobiliario municipal urbano inexistente, la falta de cartelería básica, la inexplicable ausencia de cestos de basura y la consecuente mugre permanente de los espacios públicos. En las ciudades de la antigua Roma, los edificios principales formaban los espacios abiertos donde el pueblo se reunía. Aquí le dimos el Hotel Edén a los Amigos del Poder y de paso le hacemos toda la promoción con dineros públicos. Los empleados de alumbrado público se disculpan ante los vecinos que reclaman por las calles oscuras, confesando la falta de focos por falta de dinero, pero se paga la luz a los amigos. A otros vecinos que intentan formar una fundación de fines benéficos el Gran Pez, en persona, les dice que no hay un peso para nada. Pero después no se miden los gastos para Sofovich y su gaterío decadente y televisivo. No hay dinero para tratar a nuestros jóvenes cuando caen víctimas del alcohol y las drogas duras, pero el secretario de Turismo Daniel Buonamico se gasta fortunas en cuarenta espectáculos de entrada libre que aportan tan poco que ni se anima a poner el escenario en el playón del andén del ferrocarril, temiendo un previsible fracaso de asistencia de público, que demostraría la inutilidad del millonario gasto como elemento de atracción al turista ¿Alguien imagina que los turistas vienen a La Falda atraídos por los espectáculos de la Avenida? Todos imaginamos, sin embargo, que algo extraño debe ocurrir en la oficina de Buonamico, donde se pagan los contratos más onerosos de la Argentina, según el testimonio de los propios artistas beneficiados por el generoso Secretario de Turismo. Por citar un caso, en febrero pasado, una cantante de tango estaba feliz porque, por primera vez en su vida, había cobrado siete mil pesos por una actuación, más los pasajes, el hotel, almuerzo, cena y remis al aeropuerto. Ni en el Sheraton de Buenos Aires le pagan la mitad. Estos ejemplos se multiplican y la generosidad de Buonamico, con los dineros públicos, no tiene límites.

“Felicitaciones por el Intendente que tienen”
Eso dijo Sofovich en el Auditorio el lunes pasado, en la fiesta de apertura de temporada. “Algo histórico, nunca visto”, lanzó el locutor, mientras las decadentes Primas cantaban “Sacá la mano Antonio que mamá está en la cocina”.
¿Cuánto nos saldrá la movida del verano de Sofovich a los faldenses?
Sin dudas, de aquellas ciudades romanas, el Gran Pez sólo ha recuperado la cuestión del circo. “Pan y circo”, la fórmula antigua que se multiplicó hacia la decadencia de aquél imperio.
Sestopal está ido. La ciudad no le interesa. Sólo le queda gastar el dinero que ahora no tiene para buscar el efecto efímero de codearse con famosos decadentes. Fracasó su faraónica y costosa obra de gas, no convoca ni a los empleados municipales para hacer su mentiroso consenso y el plan integral no ha logrado integrar a nadie porque nadie le cree y ahora, para salvar las papas de aquellos intereses que representa, viene el ministro Carlos Caserio y anuncia junto al Gobernador seis millones de pesos para remodelar la Av. Edén.
La obra es necesaria y es interesante como punto de partida de una planificación urbana inexistente. Los barrios y toda la ciudad también necesitan inversión pública. Está planteada desde hace ocho años por arquitectos, ingenieros y profesionales locales. Con lo que se gastó en espectáculos gratuitos en toda su gestión, ya estaría terminada, y la ciudad comenzaría a parecerse a una ciudad agradable para ser visitada, para asombro de los visitantes, que por ahora seguirán llegando a la abandonada Terminal de ómnibus que tenemos, sucia y destruida.

Una figura con buena imagen se busca
Sestopal, políticamente, está liquidado. Entonces Caserio acordará con el Defensor del Pueblo Mario Decara, también con billetera abultada de dineros públicos, una figura “respetable” para que inaugure sobre finales del año que ya comienza la obra de la Avenida Edén. Y habrá más circo, y mucho dinero para eventos efímeros. Y allí aparecerá el sucesor del Gran Pez.
Será una persona de buena imagen, incluso alguien que pudiera tener buenas intenciones. Pero representará los intereses del dúo dinámico de la política vernácula. Y Guillermo Piñeiro seguirá en la Procuración. Y los negocios seguirán porque los Amigos del Poder siempre estarán allí. Para todos ellos, el Gran Pez y sus caprichos es la pesadilla que hay que soportar y apuntalar un tiempo más, mientras se viene la figura de recambio.
Mientras tanto, en esta temporada, Sofovich nos repetirá las felicitaciones por tener el Intendente que tenemos y por su equipo de Gobierno.
En el mientras tanto, brindemos por el año nuevo, que nos recuerda, puntual, que todo pasa. Pero atenta la neurona, que el fin del Gran Pez no significará, necesariamente, el final de este proyecto de poder que nos gobierna, basado en el saqueo de las arcas públicas.

1 comentario:

  1. Creo que Ud. es el unico que opina con esa singular y decadente vision... ME EXTRAÑA que al creerse tan inteligente subestime a los ciudadanos comunes que con mas estudios que Ud podemos y sabemos distinguir los hechos pero principalmente sabemos aun mejor distinguir a los resentidos como Ud. Señor!!! si se le puede llamar asi, o mas bien dinosaurio ya que parece no adaptarse al cambio y a la buenaventura que lleva la ciudad y que tan hermosa esta trasformada por muchas cosas que ha realizado X gestion... su incapacidad de poder hacerlo Ud mismo, lo hace hacer solo una cosa.... CRITICAR (no la critica que construye todo lo contrario... la critica que destruye), que no llega a nada mas que palabras sin sentido ya que todos sabemos que TODO se demuestra con acciones... y creo que estan mas que demostradas, prontamente voy a acercarme a hablar con Ud. me interesaria mucho debatir con una persona que veo que solo busca el enfrentamiento en cuestiones tan basicas y simples subestimando la capacidad de los vecinos, el comun de la gente no piensa lo que UD.... yo NO visto ninguna camiseta tampoco me interesa pero me enfada de sobremanera que existan personas tan ignorantes que sean los principales detractores sociales de mi ciudad... Saludos cordiales. Omar Cuello

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