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Mientras tanto no mientan tanto

martes, 25 de agosto de 2009

Gastos personales de lujo en una ciudad empobrecida


“Si hay miseria que no se note”, el meta mensaje de Marcos Sestopal, Intendente de La Falda


Se aloja en el Sheraton cuando va a Córdoba, viaja en remis de Rosario a Buenos Aires, toma vinos de $ 87 y cena en los restaurantes más caros de Recoleta, mientras en la ciudad se recortan gastos y crece la pobreza.


El administrador de los dineros públicos nos dice por TV que estamos en épocas duras, que de la crisis del campo aún no salimos y después vino la Gripe A, por lo que la temporada invernal de turismo fue casi inexistente para la ciudad y que, ante el agravamiento de la situación financiera internacional y el deterioro de las cuentas públicas entonces ha decidido tomar el toro por las astas y hacer los recortes necesarios en la Municipalidad, caiga quién caiga.
Ante semejante panorama que el propio intendente Marcos Sestopal describe para la ciudad no quedan muchas alternativas que la de cuidar el gasto al extremo, eliminando lo superfluo y destinando partidas de dinero y políticas eficaces a las áreas y sectores más vulnerables de la sociedad, que son justamente los que más sufren estas crisis periódicas de nuestro país. Hace unas semanas, una familia de barrio San Jorge sufría por una horrible afección cutánea. Seis chicos dormían en un auto abandonado, todos tenían sarna. Es un ejemplo de tantos que se multiplican, sin la mínima contención por parte del Estado.
Destinar esfuerzo a salvar vidas humanas no sólo de la muerte sino de la indigencia, sobre todo al darse cuenta de la grave situación, sería lo razonable para cualquier administrador de los recursos públicos.
Lamentablemente no es el caso de La Falda, donde el Intendente y varios de sus secretarios gastan como si estuvieran administrando un cantón suizo, con superávit en las cuentas fiscales y sin pobreza a la vista.

Festival de Fondos Fijos
Los Fondos Fijos están creados por Decreto Municipal y establecen una suma en pesos máxima de gastos personales (cenas, pasajes, combustible, ayuda social, etc.). Son específicos para usarlos en función de gobierno, tanto del Intendente, el Viceintendente y los secretarios del Poder Ejecutivo. Pero a diferencia de lo que uno podría creer, que con esto se pone de algún modo un límite a esos gastos, los Fondos Fijos (FF) se rinden cuando se llega al tope de lo permitido, y de allí en más sólo resta crear otro FF que lo reemplace para seguir gastando sin problemas. Así, por ejemplo, el año pasado el Viceintendente Francisco Mendieta consumió 16 FF de $ 2.000 cada uno, con los que pagó entre otras cosas algunas de las cenas partidarias en restaurantes de La Falda que dieron origen a una denuncia en su contra que la Justicia investiga (suena a chiste, verdad). Sumados, Mendieta dispuso, además del cobro de su sueldo, de $ 32.000 extras durante el año pasado. Es lo más parecido a un sobre sueldo encubierto.

Cómo gasta el Gran Pez
Marcos Sestopal vive como un bacán. Se da todos los gustos de las personas adineradas, cena en los restaurantes más caros y exclusivos de Buenos Aires, compra regalos en Polo Saint Laurent de Recoleta, se toma un remis para ir de Rosario a Buenos Aires y, si va a hacer algún trámite a la ciudad de Córdoba, el tipo, como un Dandi, no mide en gasto y se aloja en una habitación Deluxe del Sheraton Hotel.
Todo esto no sería criticable si lo hiciera con su propio dinero. Pero resulta que esta vida de millonario se la da con los dineros municipales. O sea que los vecinos pagan su vida de joven rico.
Cena y almuerza siempre en Recoleta, en exclusivos lugares. En Sottovoce, por $ 186; En Filo, por $ 144; En Fervor, por $ 115. También cuando va a Córdoba a hacer trámites que deben tener que ver con su función no se priva de nada. Almuerza en El Patio de Jesús María, junto a dos invitados, por $ 435, que incluye un vino Terrazas Reserva de $ 87, una ganga.
Parece también que el Intendente, siempre tratando de resolver los problemas de la ciudad, se cansa en sus viajes a Córdoba y entonces se va una habitación Deluxe (de lujo) en el Sheraton Hotel, por la que pagó con la plata de los vecinos $ 450 la noche para acceder a una cama King y a una pantalla plana de 32 pulgadas.
En Buenos Aires no se queda atrás para procurar un descanso, después de tanto trabajo. Se aloja en el Holiday Inn, a $ 819 por dos noches. Y como corresponde a un cheto de su talla, tampoco se va a tomar un colectivo de línea para viajar de Rosario a Buenos Aires. Así que ese trayecto, siempre cuando lo hace trabajando por La Falda, lo hace en remis a $ 420 el viaje, una minucia.
Estos gastos aparecen entre otros más en la curiosa rendición de los FF número 1 y 2 de este año. Y decimos curiosa toda vez que no son siquiera correlativos, en tanto que aparecen gastos en el FF 1 realizados el mes de abril, y el FF 2, que es posterior, en el mes de marzo o febrero.
Todo es un descontrol alucinante.

La indigna “ayuda social” y el gasto de $ 1,14
Sestopal puede cenar con un vino de $ 87, comprar un marco para foto de plata en $ 208, o comprar un regalo “para cortesía” en la casa Polo Saint Laurent de Recoleta, en $ 437. Pero para “ayuda social”, de esos fondos destina unas migajas que entrega bajo la forma de “bonos solidarios” de $ 20 ó $ 40 a personas necesitadas que se lo solicitan, quienes deben ir ante él o los demás funcionarios políticos a pedírselo personalmente, a esperarlos en los pasillos y a recibir con frecuencia malos tratos.
Mientras se multiplica la cantidad de vecinos en situaciones de pobreza y necesidad, La Falda ni siquiera cuenta actualmente con un Asistente Social que releve la situación de marginación e indigencia en la que caen cada vez más familias. A cambio de un tratamiento serio de problema, el Intendente y sus secretarios destinan unos pesos al “bono solidario”.
Hizo renunciar a la encargada del área social. Pero no hay ningún plan en su reemplazo. No hay un plan de acción social concreto, ni una coordinación que reúna los fondos y potencie los esfuerzos. Y mientras los pobres se multiplican sin contención, Sestopal se da la gran vida a cuenta de todos.
El 16 de enero pasado, a las 15,45 horas, Sestopal llamó desde una cabina pública de teléfono al Ministerio de Educación. Se ve que no lo atendieron, porque ese gasto que pasó para que paguen entre todos los vecinos, fue de apenas $ 1,14.



RECUADRO

Fondos Fijos por Área
(Renovables, sin límite de cantidad)

Intendente (Sestopal): $ 4.500
Viceintendente (Mendieta): $ 2.000
Sec. Turismo (Buonamico): $ 5.000
Sec. Obras Públicas (Kember): $ 4.500
Siete Cascadas (Kember): $ 3.000
Sec. Coord. General (Maldonado): $ 3.000
Sec. Economía (Pafundo): $ 2.000
Ayuda Personal (Pafundo): $ 8.000
Coord. Prensa (Zárate): $ 800
Asesoría Letrada (Mendelberg): $ 400
Dirección Salud (Gutiérrez): $ 1.500
Dir. Atención Primaria (Agost): $ 500

lunes, 24 de agosto de 2009

El día que Sestopal y Pafundo nos empernaron a todos


¿Por qué la obra de gas natural en La Falda está parada?

Vecinos y hoteleros fuera de la primera mancha hacen la obra al 30 % del valor original


Algo es muy claro para los vecinos que hace meses discuten frente a frente con la Municipalidad y los representantes de la UTE empresaria de la obra de gas natural: El contrato es leonino.
“Es un típico contrato basura”, afirmó sin dudarlo un miembro de la Comisión del Gas, especialista en el tema de redes domiciliarias, al ser consultado por este cronista. Se refiere específicamente al que firmaron la UTE conformada por Ram Construcciones S.R.L. y Combustibles Serranos S.A. con la Municipalidad de La Falda para la realización de esta obra: “Es un contrato basura, es un chicle masticado por la improvisación. Cada cláusula puede reinterpretarse y reacordarse entre las partes”.
Un ejemplo de esta elasticidad de las cláusulas contractuales, lastimosa para los vecinos, fue cuando en un momento las partes acordaron suspender la obra por 180 días. Luego se levantó la suspensión, pero la obra nunca continuó, se encuentra como en estado vegetativo. Su corazón late, el contrato sigue vivo, pero la obra está muerta, sin movimiento.
En el mientras tanto se da la paradójica situación de que los vecinos con propiedades que no están comprendidas en la primera etapa de la obra, ubicadas por fuera del recorrido previsto para los primeros 51 mil metros lineales de cañería, tienen la posibilidad no sólo de agruparse con otros vecinos y ponerse de acuerdo con alguna de las más de cien empresas habilitadas en la Provincia para realizar la extensión de la red, sino que, como informáramos en la edición anterior(“La Gran estafa del Gran Pez”), lo pueden hacer a un costo total que no alcanza el 30 % de los valores contemplados en el leonino contrato basura aún vigente. Así, los vecinos con propiedades en la primera mancha pagaron la red domiciliaria a precios de estafa o se resistieron a hacerlo a pesar de haber sido intimados por la empresa. En tanto aquellos quienes están dentro de la primera etapa sin que por sus veredas haya pasado aún el caño, también siguen esperando. Pero a diferencia de los que están afuera de la etapa en discusión, no pueden hacer nada para tener gas natural a precio justo. O sea que mientras el contrato siga vigente esa etapa no puede realizarla nadie más que la UTE contratada, que a su vez no la hace por la resistencia vecinal y la falta de pago que ya sufre ante los precios desmesurados. De esta manera, el Intendente Marcos Sestopal, que a diferencia de otros administradores comunales se negó a hacer la obra por administración municipal, argumentando que él la quería rápida y ejecutiva, como se suponía que era su estilo de Gobierno, termina por estas horas siendo el más inoperante de todos los intendentes de la región, con la obra paralizada y sin solución a la vista. La gran pregunta, en cualquier caso, es por qué no busca una solución coherente y racional al problema y vuelve a poner en marcha una obra tan necesaria para la ciudad. La respuesta a esta pregunta es esclarecedora, y viene a demostrar el verdadero espíritu de la cosa. Veamos.

La firma de Sestopal y Pafundo
Parece que no conformes con haber entregado la principal obra pública de La Falda a una empresa amiga, sin la más mínima intención real de cotejar precios y formas de pago con otras propuestas, el Gran Pez Sestopal y su ladero Jorge “yo te lo explico” Pafundo, el secretario de Hacienda, le hicieron un favorcito más a la UTE. Juntitos, en silencio, solitos pero en nombre de todos, le firmaron ante Escribano Público un acta en la que cedieron todos los derechos de cobro a la empresa amiga, legalmente representada por el estudio jurídico del abogado Héctor Petroch. Ese acta en la que los dos audaces funcionarios entregaron el patrimonio de los vecinos en las manos de la empresa privada que te ponía en caño a precio de estafa, es el que salieron a repartir como turrones de navidad, casa por casa, hace unos meses con la intimación al pago. Gracias a la Comisión de los Autoconvocados del Gas a Precio Justo, conocidos como “Los doce apóstoles” por su tesón y dedicación a la causa, esas intimaciones quedaron sin efecto y, hasta ahora, todo en punto muerto.
La respuesta a por qué esta primera etapa de la obra no se replantea y se realiza con otras empresas a costos sensiblemente menores, como ya hacen varios vecinos fuera de la mancha y con el caño relativamente cerca, es el acta terrorífica con la que los ejemplares funcionarios públicos entregaron a los vecinos, de manos atadas y encapuchados, a la voracidad de una empresa que insiste en los abusivos costos a pesar de la evidencia.
Definitivamente no fue la reacción de los vecinos la causa del retraso de la necesaria obra. De hecho, vale recordarlo hasta que se avive el último desmemoriado o distraído o intencionado, se trata de “autoconvocados por el gas a precio justo”, y no “autoconvocados en contra del progreso”, como intentó instalar el discurso oficial. La causa por la que la obra más importante para la ciudad está en estado vegetativo puede encontrarse en el acta firmada por estos dos funcionarios, que a esta altura merecen al menos estar respondiendo ante otros estamentos cuáles han sido sus reales intenciones como administradores de los dineros públicos. Y para eso, acaso, no falte demasiado.

martes, 11 de agosto de 2009

La gran estafa del Gran Pez


El tiempo pasa y se comprueba qué quiso hacer el Intendente Sestopal con el gas en La Falda


Tenían razón los vecinos de La Falda que se auto convocaron para defenderse por los abusivos montos y para pedir un precio justo por el paso de la red domiciliaria de gas natural frente a sus propiedades. La obra se iniciaba sin la mínima información por parte de las autoridades, y los montos y plazos eran imposibles de afrontar para muchos.
A la primera reunión realizada en la Biblioteca Popular Sarmiento llegaron jubilados que blandían en una mano sus haberes de seiscientos pesos y en la otra el cedulón de pago municipal por el gas, por quinientos, seiscientos o setecientos pesos mensuales, con un sello color rojo en el margen superior derecho que advertía sobre el inicio de acciones legales de ocurrir un retrazo de dos cuotas consecutivas. Un abuso total y desmedido que lo único que podía generar era la reacción de la vecindad que, de pronto y sin previo aviso, se vio amenazada. Así ocurrió.
Una vez contra las cuerdas por la movilización vecinal y la temperatura que se levantaba en las asambleas de ciudadanos autoconvocados, las autoridades admitieron decenas de errores pero se aferraron a no modificar el monto global de la obra, hecho que dejaba todo en el mismo lugar del comienzo. Finalmente, la historia es conocida, y ante la falta de pago de una gran cantidad de personas, la obra se paró. Y los inviernos fríos pasan, y el gas natural es una quimera para el noventa por ciento de la población. Pero apenas dos años más tarde de aquel comienzo traumático de la historia, la verdad empieza a caer como una fruta madura.

Cruz del Eje, dos años más tarde
Hasta aquella ciudad llegó este cronista gracias a la desinteresada colaboración del vecino hotelero Pascual Strazza, motivado en conocer de primera mano la información acerca de la obra de gas natural en marcha. Fuimos recibidos por el Secretario de Desarrollo, actualmente a cargo de Obras y Servicios Públicos, licenciado Juan Carlos Fasoli, quien nos dio los detalles de la primera etapa en marcha de 28 mil metros lineales de red: “La obra se hace por administración municipal. El Intendente Mario Blanco fue personalmente a decenas de reuniones con los vecinos de la ciudad a explicar cómo se haría la obra, cuál sería el monto a pagar en cada caso y qué plazos se podían ofrecer. Mientras tanto, con ahorros municipales genuinos compramos la totalidad de los caños para la red”, aseguró el Secretario.
Una vez que todos estaban informados, y con los trámites al día, iniciamos con mano de obra propia y algunos técnicos contratados el zanjeo”.
Esta primera etapa de 28 mil metros se inició en abril de este año, y ya se terminaron los primeros 10 mil metros. En un total de diez meses la mancha queda finalizada y ya se iniciaron los trámites por las etapas siguientes. Se prevé dotar de gas natural a la totalidad de la ciudad.

Las comparaciones desnudan las mentiras de Sestopal
La comparación es factible. Se trata de la primera mancha y de la zona céntrica de ambas ciudades. Pero agárrese de donde pueda, porque le va a costar creer el tamaño de la diferencia de costos entre una obra y otra y, mucho más aún, si ante cada comparación de precios recuerda que los de Cruz del Eje son actuales, exactamente dos años después de los que se cobraron o intentaron cobrar en La Falda, inflación mediante.
Allá, donde no la hace “una empresa que viene a invertir por la ciudad”, como nos quería hacer creer el Intendente Marcos Sestopal, sino la propia Municipalidad por administración, los números son claritos.
Por una vivienda familiar de hasta 150 M2 se paga $ 1.800. Este también es un valor fijo para los terrenos baldíos. Por una vivienda familiar de más de 150 M2, se paga $ 2.500. No hay para el cálculo otro fórmula, ni que hablar de la diabólica Polinómica que llevaba estos montos en La Falda a entre $ 4.000 y $ 7.000.
En cuanto al comercio y hotelería se cobra lo siguiente: Para comercios pequeños, con un estimado de consumo menor a los seis metros cúbicos hora, $ 2.500. Hablamos por ejemplo de un kiosco o cualquier otro rubro que no utilice el gas natural como parte de su actividad. En tanto que los comercios que sí utilizan el gas, como un restaurante o un hotel, el costo fijo, sin importar los metros de frente ni la superficie del terreno o la cantidad de mesas o habitaciones, es de $ 4.500. En La Falda, siempre dos años atrás, los hoteles debían enfrentar cifras desde $ 24 mil pesos hasta $ 80 mil. Una pequeña diferencia.
Todos estos montos son fijos y al contado, existiendo un plazo de hasta 24 meses con el 2,5 % de interés, lo que lleva la cuota a $ 120 mensuales en el caso de una vivienda de uso familiar menor a 150 m2. Allí también el pago es obligatorio para todos, pero como señalamos, el Intendente se encargó de informar con antelación, evacuando las dudas, y mostrando los números. El registro de pago actual alcanza al ciento por ciento de los vecinos comprendidos en esta etapa y se acumulan en los despachos oficiales los pedidos de ampliación de obra.
¿Otro país? Nada de eso. Otro administrador de los dineros públicos.

La Falda auto comparada
La información es demasiada para condensarla en esta página. Pero vayan dos ejemplos de hoteles de La Falda ubicados unos metros más allá de la primera etapa ya construida. La Municipalidad, dos años atrás, les informó los montos a pagar por esos establecimientos, según el cálculo de la Polinómica. En un caso la cifra ascendía a $ 30 mil. Hoy ese hotel contrató a otra empresa privada y la misma obra le cuesta $ 8 mil. En el segundo caso la cifra a pagar según Sestopal y su secretario Jorge Pafundo era de $ 80 mil. Hoy está por contratar el mismo trabajo en $ 23 mil por los cien metros de frente que posee.
El Derecho Penal define a la estafa en los siguientes términos: Delito consistente en provocar un perjuicio patrimonial a alguien mediante engaño y con ánimo de lucro.

martes, 4 de agosto de 2009

Sestopal, ahora sin plata, busca la participación ciudadana que tanto despreció

Los hoteleros se fueron del Consejo de la Ciudad para no hacerle el caldo gordo a Grenade



El periodista granpecista Jorge Domínguez es el ciudadano que más fe tiene en la gestión del intendente Marcos Sestopal. Al término de la reunión donde se presentó el Plan Estratégico de la ciudad, le preguntó/opinó/vaticinó: “Indudablemente para muchos que por ahí no tomaron en serio hace un tiempo que había una decisión política orientada a tener amplitud en la comunidad, estos acontecimientos van afirmando que era en serio ¿no?, y que sin duda todo lo que venga de aquí en adelante va a tener que ver con participación y con consenso y eso de algún modo es lo que vemos en la participación del día de hoy”.
“Es clave para La Falda adoptar este tipo de cuestión, se envalentonó el Gran Pez Sestopal ante el bravo periodista. En algún momento teníamos que tomar la rienda y llevar el barco a una costa porque estaba muy complicada la ciudad, pero hoy que crece, que se desarrolla y que tiene mucha vida, creo que tenemos que trabajar entre todos para que siga siendo un lugar para vivir, donde cuidemos el ambiente pero que tenga el trabajo suficiente y para eso hay que planificarla y hay que tener una visión estratégica”.
Independientemente de su proeza metafórica de llevar hasta la costa un barco tomándolo por las riendas, lo cierto es que el período que Sestopal asegura “era muy complicado”, fue en realidad el período en que los ingresos municipales por impuestos directos y coparticipación provincial y nacional fueron los más importantes de la historia reciente. Además de haberse recibido como nunca antes subsidios y empréstitos que se esfumaron entre los dedos, como el famoso Polo para la cría de conejos en Pampa de Oláen, donde una montaña de dinero terminó en la nada, sin producción ni explicación, por citar un ejemplo de tantos.
Esto de los buenos ingresos públicos ocurrió en La Falda y en todo el país, siendo el superávit fiscal unas de las consecuencias directas en todos los niveles de la administración pública. Así que durante los años dorados de buenos ingresos económicos (2003 – 2008), Sestopal no escuchó a nadie, hizo todo de acuerdo a su capricho personal y con gestos autoritarios y poco transparentes se cansó de beneficiar a los amigos del poder con dinero público, abusó de las contrataciones directas, sin llamar a licitación, como en el caso del gas natural, para cerrar esos negocios que beneficiaron a un puñado de personajes y allegados.
Ahora, cuando debe despedir empleados porque el dinero escasea, cuando no puede ni tapar los baches que se multiplican en las calles, ni logra mantener la ciudad limpia, parece que se le acabó la voz de mando inapelable y busca el consenso para administrar la miseria de este presente. Y en estas condiciones, según parece quieren decirnos algunos, tenemos que ir y aplaudirlo.

Piedrita por piedrita
A pesar del entusiasmo de periodista granpecista Domínguez con “la participación que vemos hoy”, lo cierto es que fue escaso el público que, según se encargó de resaltar en varias ocasiones Sestopal, se acercó al acto de presentación del proyecto.
En el Auditorio sólo había 29 personas aparte de los cuatro conferencistas. Catorce eran funcionarios y empleados municipales, siete integrantes del Concejo de la Ciudad, tres asesores acompañantes de las universidades presentes, un concejal por la oposición, tres periodistas y un vecino.
El gobierno de Sestopal tiene un problema grave para el objetivo que se propone de buscar consenso a través de la participación ciudadana. Y ese problema es la falta de confianza hacia su persona y su gestión que él muy bien se ha encargado de sembrar. Amplios sectores de la sociedad ya no le creen, y no es por cuestiones políticas mezquinas, sino porque cientos de vecinos con ánimo de participación social y comunitaria se han cansado de sus mentiras y de su manejo autoritario, siempre beneficiando a un pequeño grupo de amigos del poder, y muchas veces atacando de manera directa los intereses y el bolsillo de los vecinos.
Una de las mentiras más grandes del Gran Pez la volvió a decir esa misma mañana. “Este Gobierno fue poniendo piedrita por piedrita para fortalecer las instituciones”. Pruebas al canto, vamos al caso vergonzoso de la Ucis, el fenecido Ente de Turismo y el mismísimo Consejo de la Ciudad.
Ucis: Con el amigo del poder Ariel Ariza al frente, desplazaron a comerciantes independientes que habían trabajado durante años por el desarrollo del comercio y asumieron la conducción con la impronta de hacer tantas cosas que nunca, jamás, hicieron algo. Ni siquiera participan del Concejo de la Ciudad, al que sólo fueron en la primera reunión constitutiva para asegurarse de imponer en la presidencia al designado por el Gran Pez, Juan Carlos Grenade. O sea que Sestopal puso la piedrita en la Ucis y la neutralizó, durmiéndola. Allí no hay quien haga una crítica a su gestión. Tampoco quien le aporte una idea.



Ente de Turismo: Es el modelo de participación con decisiones vinculantes que funciona en las ciudades turísticas de avanzada. Pero Sestopal lo cerró, argumentando que las decisiones demoraban. Así que ahora Buonamico hace todo más rápido y sin transparencia. Se esperan aún los balances del Tango de ediciones anteriores y el actual.



Concejo de la Ciudad: Sestopal no lo convocó por años hasta que los vecinos autoconvocados por el gas a precio justo se lo reclamaron con la advertencia de recurrir a la Justicia. Allí entonces se decidió, obligado por las circunstancias. Lo convocó de golpe e impuso a sus amigos en la conducción.



Finalmente, al Consejo de la Ciudad a renunciado la Asociación Serrana de Hoteles. La explicación oficial es falta de tiempo de sus miembros. La que dejan traslucir off the record habla del carácter no vinculante de esa entidad, por lo que se sigue reclamando participación real a través del Ente de Turismo, que el Gran Pez mantiene muerto. Varios hoteleros, además, coincidieron en una de las razones del alejamiento: “No queremos hacerle el caldo gordo a Grenade”. En otras palabras, sospechan que sólo se trata de apuntalar su figura para proyectarla, tal vez, como futuro candidato a intendente del oficialismo.
Cuando Sestopal se da cuenta de la escasa participación ciudadana a su convocatoria, debe pensar en todas las políticas que puso en marcha y en sus actitudes como Intendente a lo largo de estos años. Si se sincera, allí encontrará las respuestas a sus inquietudes.