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Mientras tanto no mientan tanto

lunes, 3 de junio de 2013

Arruolati!

Silvio y Cristina
Comandantes de la Libertad y la Democracia


 “L’esercito della Libertà”, la última de las constantes creaciones políticas de Silvio el Grande aquí en Italia.

Diventa comandante di un reggimento territoriale” ¿Qué tull? El tipo no se ahorra nada, tira toda la carne al asador. Quiere Comandantes a la guía de regimientos territoriales  ¡Tomá mate caro Chávez!  Falta agregar un poco de “foquismo” y ya el lenguaje militar de guerrilla no tendría diferencia con el de los combatientes setentistas, dejando de lado el piccolo detalle que aquellos enfrentaron dictadores o invasores;  Y que estos son todos millonarios en busca de paraísos fiscales e impunidad judicial.  

Silvio, una vita straordinaria” es otra parte importante del sitio web del ejército y el discurso berlusconianos. El tipo es un héroe que por décadas combate contra el Estado opresor que lo persigue judicialmente. Todos los poderes nacionales e internacionales, normalmente, están complotando contra Él.   
Un vero e proprio Silvionauta. (“La Oestergeld” debiera dedicarle un dibujito con mascarilla y patas de rana, un sentido homenaje, aunque sea una cosa humilde y sencilla).  

Chi crede nella Libertà non è mai solo”. Totalmente de acuerdo con Silvio estoy en esto. Creo en la Libertad, siempre he creido y nunca en ese sentido me sentí solo. Siempre se lucha junto a los otros y esto nunca debiera anular nuestra diversidad. Jamás se debe anular el individuo. Porque primero se “anula” y después cuando se pone espesa la cosa se “aniquila”. Eso hacen las bestias como Videla según nos enseñó la historia en el Cono Sur hace un apenas puñadito de años. El Decreto para el “aniquilamiento” que desató la furia asesina del Estado lo firmó el peronista Italo Luder en pleno ejercicio del poder.  Lo mismo que ahora tenemos una avanzada “Ley antiterrorista” gracias a Cristina. Un claro ejercicio de “actualización doctrinaria”.
Así de grande y contagioso es el estilo político de nuestro Silvio que pareció una de sus típicas frases geniales aquellas de Cristina emocionada negando la represión con el represor consetudinario Ildo Isfraín a su lado. Censura y autocensura. Se horrorizan en Córdoba y con toda razón por los desmanes de De la Sota, pero se autocensuran y provoca fríos en el alma con sus silencios frente a los desmanes del poder Nac. & Pop. aunque vengan matando indios a lo Julio Argentino Roca.

L’esercito della Libertà. Uniti per difendere il Presidente Berlusconi”.
“El ejército de la democracia. Unidos y Organizados para defender a Cristina”, (cierra de puta madre la frase. Y un poco más copada con el agregado de la contraseña Orga ;)


Vean esta web para la crítica o la inspiración. Para mi es clara la cosa y dejo esta prueba que desmiente categóricamente que Cristina, La Cámpora y Carta Abierta se inspiran en las ideas del filósofo Laclau.
La fuente esencial donde abrevan no es otra que nuestro siempre bien amado Cavalieri.
Es posta nero, mirásinó.


http://www.esercitodellaliberta.it/

jueves, 11 de abril de 2013

La reforma judicial de Cristina Kirchner


¿Se busca “democratizar” la Justicia o nos acercamos a ideas prefascistas?

Nos haría falta la figura legal de "Crímenes Populares"

¿Conservador o reformista? ¿De qué cosa?
Soy conservador cuando pienso a la criminal Monsanto que con tanto entusiasmo promueve la Presidenta Cristina Kirchner. En este sentido soy conservador como el Presidente boliviano Evo Morales, quien logró la aprobación democrática de la Ley de laTierra, que rechaza el cultivo de semillas modificadas genéticamente sólo para sobrevivir a los pesticidas de Monsanto que así crean licencias y monopolios a costa de perder los campesinos sus tierras y contaminar en modo letal el medio ambiente.
También soy conservador cuando pienso en los “modernos” métodos de extraccción de mineral con la minería a cielo abierto con su destrucción paisajística y la contaminación nada menos que de las napas acuíferas. Rechazo esta modernidad, esta Avanzada del Progreso como escribió magistralmente Joseph Conrad.
¿Soy conservador? ¿De qué cosa?
Del patrimonio histórico que legaron las generaciones sobre la tierra, creando arte con la arquitectura edilicia. Pienso a “modernistas” que quiera tirar abajo el edificio de la Fontana de Trevi en Roma o el Hotel Edén en La Falda para construir un edificio de oficinas, apartamentos, un shopping. O sea soy conservador del patrimonio público de frente a los especuladores inmobiliarios que sólo ven la posibilidad de ganar dinero sin importar los daños a la comunidad.
Cuando en Salta creció el rio y provocó la tragedia de Tartagal mucho no se habló pero tanto ha influenciado el desmonte que los gobiernos nacional y provinciales propician para plantar soja de la mano de Monsanto. 


















En la foto sobre estas líneas se puede observar el Río Tartagal después de la crecida y a sus costados, en lugar del bosque natural que entre otras cosas contiene y conserva el agua, se ven las inmensas plantaciones de soja (que siguen creciendo).
En este contexto, soy conservador en el sentido que estoy totalmente en contra del exterminio de poblaciones milenarias, como los Qom, los Wichis y todos los indígenas que son masacrados por la represión policial o por consumir agrotoxicos que tiran los vecinos mientras siembran y piensan al próximo desmonte.  
Para llevar adelante esta proeza sanmartiniana (según Carta Abierta), las provincias y sus gobernadores capanga meten la policía para el trabajo sucio. El amparo legal y el empuje político institucional se lo da el Gobierno Nac. & Pop. con la Ley Antiterrorista y el aval / promoción (¿asociación en las ganancias?) a Monsanto, Barrick Gold y otras multinacionales exterminadoras.
En este mismo contexto histórico que nos toca, tan desprestigiado por discusiones hechas de latigazos verbales y espíritu barra brava en 140 caractéres, soy conservador en el sentido en que la especulación inmobiliaria urbana, fuente histórica de enriquecimiento ilícito de las clases políticas más corruptas de la historia en todo el planeta, también están presentes en la tragedia de la inundación de La Plata.
Hace décadas que se sabe a ciencia cierta cuáles son los cauces que los ríos desarrollan aunque sea cada cien años ¿Quién aprueba un loteo allí? ¿Cuánto se puso en el bolsillo? ¿La constructora era del tío? ¿A cuántas personas asesinó como partícipe necesario?
La corrupción es el histórico vector político de los “crímenes populares”, categoría que debiera comenzar a pensarse seriamente desde el Códogo Penal, ya que es el voto popular el que hace que un político esté allí gobernando, decidiendo a nuestro mandato la suerte colectiva, representando lo que se supone son los intereses generales de la sociedad.
Lo podemos ver en la tragedia ferroviaria de Once, en Tartagal, La Plata, Cromagnon, en los miles y miles de muertes en accidentes de tránsito, etcetera etcetera y etcetera hasta lo insoportable.


Cristina Kirchner y Silvio Berlusconi, coincidencias odiosas

Por estos días el gobierno de Cristina está empeñado en una reforma judicial. Es un empeño vital según nos dice para el funcionamiento pleno de la democracia.
Aquí en Italia también hay una persona siempre empeñada en reformar la Justicia, nuestro querido Silvio Berlusconi. Al él nunca le van bien los requerimientos de los fiscales ni las sentencias de los jueces.
La Justicia “es corporativa”, “defiende sus intereses”, “retrasa al país” y es “un nido de comunistas que quieren destruir el sistema de vida italiano”.  Más o menos así sería su visión definida en títulos. Su tabla de salvación, hasta el día en que esto escribo, son las garantías que da el sistema judicial italiano (preciosamente conservado en sus principios) donde está la sentencia de primer grado, la segunda de la Cámara y la Tercera de la Corte.
Para no poder presentarse a elecciones debe estar condenado ya en segunda instancia, o sea por una Cámara que confirme la condena primera del juez actuante. Y Silvio tiene, por ahora, condena en primera instancia. Así que la Constitución lo ampara para seguir aspirando a Premier o Presidente de la Repubblica gracias a la “presunción de inocencia”.
Este punto me puede resultar un poco fastidioso en tanto creo firmemente que Silvio es realmente un cretino, un canalla que se aprovecha del poder para beneficiarse a si mismo en nombre del pueblo. Pero sería idiota de mi parte oponerme a estas instancias previstas por la Constitución para asegurar la “presunción de inocencia”. Mañana mismo, si gobernara otra vez y se asegurara así su impunidad con la fuerza de su gobierno y el amparo del voto popular, Silvio podría decir que la Justicia es lenta y nunca llega (como de hecho lo dice) para proponer “cambios”. Podríamos imaginar hacia dónde irán esas reformas no por prejuicio político, sino porque ya lo ha intentado concretamente con leyes durante años de Gobierno. Leyes por ejemplo “ad personam” que con el noble objetivo de “hacer más rápida la Justicia” acortó drásticamente el tiempo de prescripción para algunos reatos, quedando al instante posterior de la votación liberado de varias causas que, con la nueva Ley votada por sus diputados (siempre elegidos por el pueblo, obviamente), sencillamente prescribieron.
Las leyes y grandes reformas se deben pensar con al menos un poquito de honestidad e inteligencia colectiva.
¿Qué pensó Italo Luder y el gobierno de Isabel Perón cuando dieron la orden de “aniquilar la subversión”? ¿Pensaron que siempre estaría allí en el poder? ¿No sospechaban nada de Rafael Videla, Jefe del Ejército del Gobierno del gobierno popular que debía aplicarla?
¿Qué pensó Cristina y los legisladores oficialistas al aprobar la Ley Antiterrorista?
¿Por qué si la amplican hoy contra los Qom es buena y si ganara Macri las próximas elecciones sería un mal tipo si la busca aplicar rigurosamente contra una eventual protesta política de La Campora?
La Justicia no es perfecta y siempre puede ser reformada. El punto es qué cosas se deben conservar y cuáles deben en cambio progresar, mejorar para dar un mejor servicio de Justicia a la ciudadanía.
Según la diputada kirchnerista Diana Conti (la misma que quiere “Cristina eterna”), los miembros del Consejo de la Magistratura, que nomina o destituye jueces, deben ser electos por el voto popular, en listas partidarias. O sea que quien nombra o destituye jueces sería así una persona de la lista politica del partido gobernante, a quien estos jueces deberán  “investigar con imparcialidad”. Si no fueran ciertas estas argumentaciones darían risa.
La idea de Conti se resume enuna respuesta dada a un periodista de La Nación.
“¿Por qué se mantuvieron los dos tercios (en cambio de la mayoría simple que ahora se repropone por el mismo kirchnerismo para destituir un Juez) en la última reforma?
-Siguió privando el criterio conservador (afirmó Diana suelta de cuerpo). Para hacer una reforma como ahora había que haber hecho un trabajo de acumulación política suficiente como para poder ir y votar sin que los que se resisten tengan el número para impedirlo”. (Tomá mate Nero)
Siguió primando “el criterio conservador” dijo clarito. O sea que si me parece mal estos aspectos de la reforma actual soy eso, “un conservador”, obviamente asociado a “la derecha golpista” según razonan los manipuladores del poder central. Y sería “un conservador” porque me gusta más la idea de que un Juez caulquiera, que tantas veces se encuentra en condiciones de investigar por ejemplos estos “crímenes populares” que mencionabamos, no pueda ser fácilmente expulsado por el mismo poder que pretende investigar para deslindar responsabilidades.
¿La reforma viene por el caso Clarín y sus amparos, o por la tragedia de Once y sus imputados y posibles implicados entre otras causas en danza?

¿Es una idea democrática o una reforma fascistoide?
En la dificultad de comprender el criterio y la idea de fondo que ronda en las palabras de Diana Conti y la propuesta del Gobierno de Cristina me vino, sin embargo, la tonta idea de buscar la base filosófica de la reforma judicial que impulsó el fascimo en Italia en épocas de Benito Mussolini. Me impulsó una declaración del diputado opositor Jorge Yoma, quien a propósito de la reforma que se debate declaró que “esto es fascismo, es de Mussolini o Hitler”. Me pareció a la distancia un poco exagerado, más fruto de la pasión opositora que de un análisis anclado en la realidad. Pero me hizo dudar y allá fui.
El Gobierno puede prescindir del servicio de aquellos magistrados y funcionarios que ‘por razones de manifestaciones realizadas dentro o fuera de sus oficinas, no den plena garantía de un fiel cumplimiento de su deber o se pongan en condiciones de incompatibilidad con las directivas generales de la política de Gobierno”.
La idea es que si un Juez se pone en “incompatibilidad con las directivas generales de la política de Gobierno”, lo que hace no es otra cosa que ponerse en “incompatibilidad” , por curiosa transferencia, con el “voto del pueblo”.
El razonamiento no es de Diana Conti. Tampoco es parte de una pieza oratoria destacada de nuestra Presidenta. Es el texto del Artículo 1 de la Ley Mussolini – Rocco (no por el dotado porno star sino por quien fuera su Ministro de Justicia en 1925).
Este razonamiento fascista “suena” fascinante. Es el pueblo en ultima instancia quien decide, según se desprende. Lástima que sea una mentira alucinante. No vivimos una democracia directa, o sea que cuando votamos no lo hacemos para gobernar nosotros sino a través de otro, un representante. Y cuando el representante es elegido, se sabe, debe ser controlado; en este caso por el Poder Judicial.
¿Alguien votó alfguna vez ir a la guerra?
Claro que no, para eso estaban los representantes, que valientes mandan millones de votantes a la masacre.
¿Alguien del amado pueblo quiere que se contaminen las aguas con cianuro para que se enriquezca la Barrick Gold? Diría que no, pero eso lo deciden los gobernantes, que obviamente están amparados por el voto popular.
Lo siento mucho por los inocentes que aún creen que al apoyar cualquier cosa de este gobierno significa hacer algo en la dirección correcta. Pero para su futuro consuelo también les digo que las condiciones para instalar el fascismo no nacen solas ni de la noche a la mañana. El maestro Mussolini empezó como socialista. Engaña por izquierda y te revienta más tarde por derecha.
Un viejo juego al que me sigo negando.
¿Soy un conservador? ¿De qué cosa?
Quiero conservar el medio ambiente, la integridad de los pueblos indígenas y las personas que luchan contra el saqueo actual de recursos naturales. También quiero conservar una clara división de Poderes que asegure los derechos esenciales de la vida democrática, con una Justicia independiente del Poder Ejecutivo. O sea, para que no queden dudas, quiero vivir en una República democrática. Esto, confieso, me gustaría mucho conservar.
No quiero sin embargo “conservar” el status quo social donde los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres y contaminados. Ni quiero conservar, tampoco, ningún tipo de impunidad para los poderosos y corruptos que causan crímenes populares con sus ambiciones desmedidas, sean estos Berlusconis o Kirchners.

miércoles, 23 de enero de 2013

Que se vayan todos Italian style

Beppe Grillo y el Tsunami Road 

En estas elecciones italianas, además y por primera vez en la historia, chocan de frente el Rey del Web contra il Cavaliere, Rey de la TV. La última semana de febrero cuando se abran las urnas sabremos más acerca del fenómeno llamado internet y de cómo desde el mundo virtual se está cambiando a la sociedad real.






Me preguntan cuál es nuestro programa. Quieren saber si soy el líder de un nuevo Partido político. Están todos locos. A todos les digo una cosa, vocifera con arte histriónico el maestro de las tablas desde un pequeño palco bajo un gazebo en medio de la plaza llena del meeting político.
Yo no soy candidato a nada, lo nuestro es un movimiento civil, de gente normal, no somos un Partido. Y nuestro único programa es que todos ustedes se vayan a casa! Y la plaza estalla. Tutti a casa! grita y la gente responde: Tutti a casa!
Revientan los aplausos y las personas en la plaza de cada ciudad por la que pasa el tsunami se siente liberada, sonríen después de tanto en público, se abrazan, se conmueven; están felices de estar ahí gritando a la entera clase política tutti a casa.

Beppe Grillo expresa la rabbia italiana del momento como ninguno. Y desde el palco "hace el amor con el público", como bien definió un periodista en la radio. Lo que Grillo y millones de italianos quieren cada vez con más fuerza que se vayan a casa son la casi totalidad de la clase política que gestionó las últimas dos décadas de la Segunda República, que sobrevino inmediatamente después del superproceso judicial de Mani Pulite, de la fuga del lider socialista Bettino Craxi y el ocaso político del democristiano Giulio Andreotti por la corrupción en el manejo ilegal de los dineros públicos, las ingentes tangenti y los vínculos entre Estado y Mafia que le costaron la vida entre otros a los jueces Paolo Borselino y Giovanni Falcone.

La segunda República fue estigmatizada por la discesa in campo del Cavalieri Silvo Berlusconi, otro huracán, máximo exponente del gobierno ejercido desde los escenarios de la televisión donde a partir de los años 90 se volvió pornográfica la relación entre el poder político y el poder económico.
Esta Segunda es una República atravesada por una crisis económica que está llevando a la pobreza a millones de italianos y que aún hoy se resiste a dar paso a algo nuevo, superador.

En realidad viene a ser como una especie de segundo nacimiento de la misma Segunda República. En el primer parto inducido por la Justicia con su Mani Pulite muchos italianos se fidaron de Silvio el Grande y sus poderes mágicos y sanadores. Dos décadas más tarde estamos donde estamos.
Sucede que aquél fue un parto traumático en medio de la caída de un sistema de partidos que había gobernado desde el dopo guerra. Pero Berlusconi (el neonato), nació con una carga genética explosiva en su sangre. Aquellos episodios vistos ahora a la distancia dan la clara sensación que los políticos cambiaron figuras y hasta los nombres de los Partidos y sus símbolos para no cambiar nada, o mejor dicho para contener la avalancha social y cambiar lo menos posible (cómo nos suena esta musiquita a los argentinos ¿verdad?).

Titanes en el ring
Justo ahora en este presente amargo un Cavaliere acorralado por los grillinos que se multiplican como hongos hace lo imposible para no perder votos.
Saca cuentas entre lo que ganaría al retirar de la lista a un impresentabile para recuperar un poco la estima de sus ex electores y compara suma y resta con lo que perderá por los aparatos políticos capilares y sus miles de votos que se llevarán tras de si los diferentes representantes legislativos de la mafia, camorra, ‘ndrangheta, clan casalesi y otras firmas en diversas regiones del país dejados de lado por Silvio en estos duros tiempos que corren.

Al final Berlusconi hace con sus compañeros de ruta igual que hacen los bancos, que te sacan el paraguas prestado cuando viene la lluvia, cuando asoma el tsunami.

Durante estos días de fuego el Rey de la tv en declino dicidió que algunos de sus históricos legisladores no participarán en las nuevas listas para la Cámara y el Senado que se presentan a las elecciones del 25 de febrero. Sucede que gracias a la espantosa ley electoral vigente que él mismo impuso años atrás, el jefe político decide la totalidad de las personas que integran las listas, sin mayores discusiones y sin posibilidad de interna partidaria. Tampoco hubo discusiones internas durante sus mandatos. El Senado y la Cámara mayorías automáticas leales y expeditivas escribanías que dieron legalidad a sus deseos con obsenas leyes ad personan. Un verdadero unicato, un Partido Político Personal hecho y derecho. El sueño del pibe peronista.

Pero con estas exclusiones inducidas por la presión de la opinión pública el PDL, su criatura política más preciada, estalló en mil pedazos. Decenas de senadores y diputados que lo acompañan desde siempre y que gozaron la protección que les otorga los fueros parlamentarios deberán ahora presentarse ante decenas de jueces y fiscales que los esperan fregándose las manos en sus despachos. 

La cosa está peluda diría mi abuelita.

Hay varios ya condenados en primer y segundo grado. Y varios que evitaron el arresto porque la mayoría berlusconiana en el Senado y la Cámara le negó sistemáticamente a los jueces los pedidos de desafueros.
Como puede verse, una entera banda acompañó a Berlusconi durante su aventura política. Y en la cabeza de estos, los casos más comprometedores son de quienes están acusados desde hace casi veinte años por realizar a nombre de Silvio acuerdos varios con la mafia, justamente aquella derivada de la que estaba enrroscada al cuello Craxi y Andreotti en la Primera República.
Estos exponentes acaban de quedar fuera de las listas y como era de preverse al mojarles las orejas a estos nenes, el PDL implosionó. Uno de ellos, Nicola Cosentino conocido como Nick ‘o mericano, advirtió en conferencia de prensa a Berlusconi y a quienes quedan a su lado: io vi rovino. Los arruinaré prometió !a Berlusconi! Pesos pesados los muchachos.

Choque estelar
Así que entre los despechos dei capi de una parte y los grillinos llenado las plazas públicas de la otra Berlusconi se encamina al matadero.

El plus emotivo de esta batalla política de fin de ciclo ya de por sí atractiva, coinvolgente, es que el mazazo que está por recibir Berlusconi, el Rey de la TV, está por venir del brazo de Grillo, el Rey del Web.
Su blog http://www.beppegrillo.it/en/ es el más leído de Italia y uno de los cinco más visitado del mundo. Es el primer choque planetario directo, políticamente representado por dos estrellas máximas del espectáculo, entre el web y la televisión en disputa por el poder democrático.
Tan clara es su consigna que Grillo prohibió mediante reglamento interno a los adherentes al movimiento 5 Stelle de asistir a los talk shows de la TV. Llegó a expulsar a un popular legislador electo pocos meses atrás después que fue a unos de los salones artificiales de la tv. Así que el único que no se sienta en los cómodos sillones de los escenarios televisivos prefabricados por el propio poder político gobernante es Beppe Grillo.
 Así de abierto es el combate.

“Están comenzando a comprender que la cuenta regresiva ha iniciado para ellos. Están comenzando a comprender que los estamos mandando a todos a casa. Y esto es sólo el inicio”. Balas recargadas disparadas desde el blog que bajó a la realidad y hoy está en todas las plazas, con un capo cómico inspirado recorriendo la península con su tsunami tour, aclamado cada vez por más personas que hartas de desengaños y arrabbiatte con los políticos todos sólo sueña con dar un primer paso liberador: Tutti a casa; que se vayan todos.

El tsunami italiano se acerca a la península y Roma cruje por dentro.



viernes, 11 de enero de 2013

El gordo Lanata, periodista

Criticar a Jorge Lanata por el hecho singular de estar trabajando en Canal 13 del Grupo Clarín puedo entenderlo desde la argumentación política de los voceros de un poder que sin dudas se ve afectado por su accionar. Es lógico aquí y en la China funciona así cuando un periodista comienza a dibujar con datos de la realidad una pintura diversa a la que desde el inicio mismo de la política el poder busca autorepresentar para estirar al máximo su supervivencia. Desde la cumbre del poder se da siempre un discurso, como el bíblico sermón de la montaña, no desde las catacumbas. Y este discurso a veces se sustenta con los datos de la realidad aunque sea forzando un poco las cosas; otras veces va tan mal que termina poniendo en ridículo a los actores principales. Algo que siempre salía en las conversaciones cuando los de mi generación éramos aprendices de periodista, y que de hecho he verificado sigue siendo así en generaciones sucesivas hasta la actual, era eso de indagar acerca de la coherencia entre el discurso y la acción de las personas todas, especialmente de aquellas con algo de poder político y social. Soñabamos con San Martín y añorábamos al Che por esa costumbre que tuvieron tan edificante para sus mitos de decir una cosa y después, simplemente, hacer eso que la palabra había empeñado. Algo que muchos años después descubrí en profundidad cruzando el charco salado es que a aquel dúo de idealistas y coherentes hombres pude sumar a Garibaldi. Estoy hablando, naturalmente, de la historia que nos tocó mamar en primera persona, la adolescencia periodística y de nuestra demanda central a la hora de ponernos a criticar y hacerle preguntas a un Intendente o un Presidente o un obispo o un lo que sea con poder real, personas capaces de influir en el curso de los acontecimientos sociales con sus palabras y sus acciones concretas. Suena a una simplificación pero cuando la iglesia te decía que dios amaba a todos por igual nosotros nos poníamos de la cabeza si descubríamos que tantos curas habían bendecido la tortura y la desaparición de personas. Sabíamos que el Ejército había cruzado los Andes para liberar la mitad de América del opresor invasor, así nos educaron. Nos volvimos locos cuando después de décadas de autodegradación los milicos terminaron por cavarse su propia tumba cuando cavaron fosas comunes; Se ahogaron en las aguas del Río de la Plata arrojándose de los aviones junto a las víctimas en los macabros vuelos de la muerte y se sospecha que tambien se ahogaron un poco en el Lago San Roque. Y la política y el poder que los ciudadanos delegan con su voto en todas las circunstancias era sagrado. Uno opone reparos a los ladrones de banco, especialmente cuando emplean la violencia para sus fines. Pero una persona que luego de haber requerido y obtenido en las urnas la delegación del poder popular robara a los propios electores era para nosotros los aprendices de periodistas durante la transición democrática argentina una agravio mayor, una cachetada a la razón, una violencia desmedida contra el pueblo ejecutada sin rubor por profesionales de la política. Esos políticos, desde entonces, nos dan asco. Hasta donde se un gobernante ladrón es un gobernante ladrón En ese contexto y a través de los años he sentido las más alucinantes justificaciones sobre esta cosa de robar desde la política, desde el gobierno de la administración pública, en nombre de altísimos ideales. Y no hago sólo referencia a casos de justificaciones famosas en nuestro país, como dejar de robar por dos años en la época del robo para la Corona, o el más moderno y simbólicamente más hijo e’puta de robar para hacer la revolución, e la época en que si se denuncia que siguen afanando la guita a cuatro manos es porque les hago el juego a la Embajada de Estados Unidos. En el fondo, una y otra justificación se basan en una sólo idea que tantas veces e sentido de diversas maneras en empinados justificadores del momento: para disputar poder hace falta poder y lo que da poder es el dinero punto y aparte ¿Y después, una vez que llegaste seguís afanando? Bueno, después parece que es tarde para hacerse honrado, siempre. El problema periodístico que tengo con el kirchnerismo no es por las ideas que discursea en su actoralmente brillante pero ya hartante autorrepresentación. El problema que tengo es con lo que en efecto HACE, “además” de CÓMO lo hacen, o sea cuáles son los métodos que utilizan para hacerlo. Para ciertas personas que se consideran más revolucionarias que todas los otros seres vivientes este “además” que opongo referido a la forma de hacer las cosas es algo así como una superficialidad burguesa de mi parte, un abuso de mi concepción esteticista de la política, en fin, una mirada pelotuda (tipo como la de Darín por el inexplicable patrimonio de Cristina según Luppi). Sin embargo, cuando repienso esta mirada, veo que una manzana aparenta serlo y cuando la como finalmente decubro otra vez que lo es. Después me digo guarda no seas boludo que un papel pintado es finalmente dinero y poder, o sea una representación que puede significar otra cosa; pero sabemos el exacto significado de esos dibujos cuando llevan la firma de un presidente de cualquier Banco Central. De ahí que los billetes más hermosos sean aquellos pocos firmados por el Che al comienzo de la Revolución en La Habana, pero esto ya es otro tema. ¿Triunfo de Clarín o de Lanata? Lo cierto es que quienes aprendimos el oficio de periodista sabemos que una de las cosas inherentes al trabajo es el diálogo y la negociación constante en mejores o peores términos con los actores políticos del momento y con los dueños de los medios entre tantos otros actores. Así que para mi es totalmente posible que no se aparte de la verdad Lanata cuando dice que hoy no se siente inhibido para hacer su trabajo dignamente en el Grupo Clarín. En cualquier caso creo más bien por lo que veo que la cosa es al revés, y que fue el cuestionado pulpo mediático el que ha aceptado por la fuerza de su oponente directo y la especial circunstancia el trabajo del periodista así propuesto, “sin filtro”. Lo que sucede siempre cuando alguien pone el dinero y el medio con el periodista que allí trabaja son ciertas coincidencias esenciales y límites mutuos que se aceptan, en general, como en cualquier otro trabajo en el mundo. Después viene cada uno a ser más o menos dignamente periodista. A seguir siéndolo o a transformarse en simple vocero de un patrón de billetera generosa como Magneto, o periodista militante en la acepción Nac. & Pop. Y hay de todo se sabe, en todas las partes en pugna, desde siempre. Por eso uno va a lo que se hace, a lo que revela ese periodista, más allá incluso de a quién beneficia o a quién perjudica esa revelación porque el oficio consiste, precisamente, en revelar los datos. Para la interpretación están la filosofía y la historia. Para la acción concreta, los políticos y sus políticas. Amigos que atesoro y compañeros muy queridos y respetados trabajaron (y trabajamos) tantas veces gracias a que políticos o empresarios pusieran dinero o apoyo para sustentar algún medio, para financiar proyectos periodísticos alucinados sin posibilidad de éxito comercial dentro de la pequeña, concentrada y controlada economía que vivimos, realidad por cierto más evidente y estrecha en las provincias que en Buenos Aires. Hemos visto a tantos caer; Pero a ninguno de los amigos y queridos lo vi patinar por el vil metal o fascinarse y colapsar sus principios por el perfume del poder. Muchos sobreviven gracias a que trabajan para un gremio, o cobran sueldos que pagan los grandes medios, o de algún estamento de poder que en inciertos momentos los cobijó de la desgracia de ser pobres, de no poder pagar la boleta de la luz o de comer salteado. Muchísimas veces no coincido con sus miradas, con sus opiniones políticas. A ninguno de estos amigos les he leído o escuchado jamás una crónica indigna. Con muchos de ellos fuimos juntos a buscar apoyos sectoriales para mantener en pie alguna publicación (hermosísimas aventuras); sellamos decenas de acuerdos, convenimos diversos curiosos y hasta divertidísimos pactos de supervivencia editorial con políticos, empresarios, sindicatos, organizaciones, y también con personajes de novela al límite de la decencia. Nunca escribimos unas líneas para justificar a ningún trucho frente a los lectores, jamás publicamos un informe con el objetivo de beneficiar el negocio particular de alguno. Fuimos capaces de actuar la palabra empeñada con nuestros lectores y denunciar cuando correspondía a los políticos truchos aunque en el pasado nos hubieran dado una mano para estar en la calle. Nosotros siempre fuimos claros y concretos: estamos aquí para hacer periodismo. Para hacer qué lo qué? Para que se entienda más cabalmente el criterio asumo como propia la definición de Joseph E. Atkinson, editor del Toronto Star, el diario más importante de Canadá, donde puede leerse en su Declaración de Principios: “El objetivo fundamental del diario es empeñarse en la difusión plena y franca de noticias y opiniones, trabajando dentro del más alto standard de integridad periodística. Nuestra misión principal es focalizar la atención del público sobre las injusticias de cualquier tipo y sobre las reformas que se diseñan para corregirlas”. Por eso en estos días de críticas basadas en 140 caractéres, de frases de impacto mediático, de gestos patrióticos, en esta era de escasa rigurosidad periodística e imperio de la imagen escucho tantas boludeces respecto al oficio que me rebelan. Y no quiero decir con esto que alguien la piensa mal si no le gusta Lanata, su estilo o lo que opina como resultado de su trabajo; Ci mancherebbe!, dicen los italianos; Dios no lo permita! decía mi abuela. Eso no está en discusión aquí. Cada uno lee lo que quiere y se informa como puede. En el intento de estas líneas sólo busco decir que no se puede invalidar a un periodista por aquellas cosas que son parte del oficio y de la vida de un periodista cualquiera, piense como piense, se ubique ideológicamente a la izquierda o a la derecha del centro político de su época. No es el valor ideológico el principal capital de un periodista sino aquél referido a lo que ya como adolescentes percibíamos: la coherencia con la vocación. Quienes escribimos en clave crítica estamos expuestos al error; Y si crecemos incluso nos podemos corregir y si somos honestos nos disculpamos si cabe y siempre, crean, pagamos las consecuencias. Pero la realidad es compleja, no la inventamos nosotros. La jungla es difícil de transitar así como está, llena de peligros, tentaciones y trampas al acecho. El valor del trabajo de un periodista es inversamente proporcional al escosor que provoca en el poder de turno, al odio con que se busca banalizarlo y destruirlo. Por estas cosas, aunque esto da para muchísimo más y sería interesante debatirlo, es que sigo considerando al gordo Lanata el mayor fenómeno periodístico de nuestra generación. Creo que hay muchos periodístas que en sus campos son muy superiores, inmensa cantidad de maestros del arte de los que incluso el propio Lanata ha aprendido. Pero así como hubo un Rodolfo Walsh ícono de una época en la que hubo tantos otros de sus contemporáneos que nos enseñaron y nos apasionaron, así lo veo al Gordo Lanata en nuestra actual contemporanidad. La bestia periodística por excelencia en un país dificilísimo para el desarrollo del oficio más hermoso del mundo.