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Mientras tanto no mientan tanto

viernes, 11 de diciembre de 2009

Si nos va a defender un Decara, mejor sigamos indefensos


Se abrió el debate sobre el Defensor del Vecino de La Falda


Sería útil si la futura Defensoría local pudiera accionar legalmente en salvaguarda de derechos avasallados. Pero sería una ilusión si quien debiera defender a los vecinos de los atropellos, fuera un amigo del poder que atropella.

En estos tiempos que corren, plagados de atropellos perpetrados por gobernantes contra los vecinos que se manifiestan indefensos, no es moco e´ pavo elegir, precisamente, a un Defensor del Vecino. Pero sin duda será otro gesto inútil, una nueva simulación de democracia, si a este potencial Defensor del Vecino lo elijen, precisamente, aquellos de quienes cada vez más seguido, debemos defendernos.
El Concejo de la Ciudad, habilitado por la carta Orgánica Municipal, debe próximamente establecer un mecanismo para la preselección de cinco potenciales candidatos a ocupar ese cargo en la ciudad de La Falda. De estos cinco vecinos pre seleccionados, el Consejo Deliberante debe elegir a uno.
Se sospecha, tratando de ser piadoso en el análisis de la intención del Intendente Marcos Sestopal ante este reclamo de las instituciones, que no nos dejará toda esta movida una Defensoría del Vecino funcionando el año que viene. De hecho, en el Presupuesto 2010, se previó la simbólica suma de mil pesos para el funcionamiento de esta oficina estatal a la que obliga la Carta Orgánica. Curioso apego al ahorro por parte de un Gobierno que no mide en millonarios gastos superfluos.
Como sea, el proceso para establecer un mecanismo para elegir finalmente a este Defensor del Vecino se ha puesto en marcha. Y en ese contexto disertaron este martes el doctor en Derecho Jorge Orgaz, y el abogado Andrés Varizat, asesor de la Defensoría del Pueblo de Río IV, quien con ejemplos simplones y sin profundidad conceptual contó durante largos minutos aburridas experiencias de la ciudad sureña, en donde se sospecha estaría siendo gobernada por Heidi y el bueno de su Abuelito. Veamos por qué.

¿Un zorro para defender a las gallinas?
Los disertantes abogaron por algo positivo en cuanto a las facultades que debería tener el Defensor del Vecino de La Falda. Aconsejaron que por ordenanza este funcionario tuviera la potestad de llevar ante la valoración de un Juez a cualquier funcionario o persona que estuviera con su accionar avasallando los derechos humanos y constitucionales de un vecino cualquiera.
Como se sabe, el Defensor del Pueblo de la Nación tiene esta facultad de presentarse ante la Justicia en defensa, por ejemplo, de un derecho colectivo afectado. En tanto que el Defensor del Pueblo de la Provincia carece de esa potestad funcional al igual que lo establecido para el de La Falda en la Carta Orgánica.
Donde patinaron severamente los disertantes fue en su idea de asegurar por una parte la imparcialidad del Defensor del Vecino, mientras que paralelamente se proponía, con especial énfasis por parte del asesor de Río IV, Varizat, que este surgiera a propuesta de los partidos políticos, y no como establece la Carta Orgánica de La Falda, que es a propuesta de las instituciones y los mismos vecinos, hasta pre seleccionar por algún método idóneo, a los cinco vecinos que llegarían así a la consideración del Concejo Deliberante.
En nuestro caso local, como puede observarse, los concejales, miembros del poder político, tienen en sus manos la definición de la persona para el cargo. Pero sobre la base de una pre selección que involucra a una enorme cantidad de instituciones y, en última instancia, a cualquier vecino.
Y tratándose de elegir a alguien que defienda a los vecinos de los atropellos y arbitrariedades del poder de turno, suena lógico que ese representante sea elegido por la vecindad institucionalizada.
Pare ser concretos con un ejemplo. El año pasado para esta misma época, y luego de una década de impuestos congelados, el Gran Pez Sestopal nos embocó a todos con un aumento del ciento por ciento de los impuestos. Fue sin previo aviso y sin vaselina. Ahora bien, con el criterio que defendieron los disertantes, el Defensor del Vecino podría ser, por ejemplo, el actual súper secretario Miguel Maldonado, un político del poder elegido por sus pares sin participación ciudadana.
¿Alguien se imagina que Maldonado nos hubiera defendido contra el brutal impuestazo? ¿Y contra el abusivo precio del gas natural? ¿Alguien medianamente informado es capaz de imaginarlo?
Del mismo modo este cronista quiso ser gráfico y directo cuando le preguntó a los panelistas si alguno imaginaba que Mario Decara, ungido Defensor de la Provincia por el expreso apoyo de su socio político Carlos Caserio, pudiera ir judicialmente contra el ministro de Gobierno en defensa de los vecinos?
Orgaz dijo que la pregunta denotaba un pesimismo sobre la clase política gobernante, lo cual es cierto, no lo puedo negar. Pero sugirió que ese espíritu de desconfianza fue el que animó a los congresistas en Estados Unidos, cuando al redactar su Constitución recalaron en este punto para pensar la división de poderes y los mecanismos de contrapeso institucional.
Lo que no puedo imaginarme es a los franceses de 1776, cuando debatieron la democracia moderna luego de la Revolución, pensando la conveniencia de que un zorro cuidara el gallinero.

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