Rechazo vecinal al mega basural de Punilla que se pretende instalar en Molinari
A la reunión de todos los intendentes de Punilla con la Secretaría de Ambiente de la Provincia lograron ingresar los vecinos para expresar sus ideas. Quedó en claro que no había ningún consenso por el mega basural, que el Gobierno de Córdoba busca imponer.
Ante el reciente agravamiento de los incendios forestales que se inician de manera reiterada en los basurales a cielo abierto diseminados por toda la provincia, el Gobierno de Córdoba, rápido de reflejos para responder ante la opinión pública, decidió tomar cartas en el asunto: Vamos a erradicar los basurales a cielo abierto, dispararon desde el Gobernador Juan Schiaretti para abajo cuanto funcionario se sintiera rosado por el tema. Sin muchas ideas a mano, en la Secretaría de Ambiente desempolvaron el viejo proyecto delasotista de juntar a los municipios por región para crear, en un lugar específico de cada zona, un vertedero de residuos sólidos urbanos no reciclables. Un mega basural. Esto es, un pozo gigante de enterramiento de basura adonde los municipios de la zona deberán llevar, luego de haberse realizado la separación domiciliaria de residuos, los restos de todo Punilla. Así, ante la grave situación generada por décadas de mal manejo de la basura y sus consecuencias incendiarias, el Gobierno aplicó una de las máximas generales de cualquier gobierno que se precie de tal: “Ante un grave problema, armamos un buen negocio” (Omar Hefling dixit).
Esta es la sensación que dejaron los flojitos técnicos de la Secretaría de Ambiente de Córdoba en la reunión que este martes los doce jefes comunales y los doce intendentes de Punilla mantuvieron en la sede de la Comunidad Regional con los funcionarios del Gobierno de la Provincia.
Los vecinos abrieron las puertas
Alertados de la reunión, y de los inocultables objetivos de la misma, un grupo de vecinos de la zona de Molinari, donde se pretende hacer el gran pozo para llevar toda la basura de Punilla, convocó a vecinos de la región para que se hicieran presentes en el lugar a fin de intentar expresar a las autoridades la disconformidad por la metodología que se quiere implementar. Básicamente, se pide que cada Municipio trate su propia basura, con recolección diferenciada y su posterior reciclado y compostaje, una experiencia similar a la de Villa Giardino, que la aplica desde hace ya más de una década, aunque aún no en toda la ciudad.
A medida que al cónclave regional llegaban jefes comunales e intendentes (menos el de La Falda, lugar donde se desarrolló la reunión, representada por el Vice Intendente) los vecinos también se sumaban en la vereda. Fue entonces que la gestión de Hugo Capdevila, de Huerta Grande, ante la demanda ciudadana que buscaba participar del encuentro, y tras mediación de Jorge Caserio de Valle Hermoso y José Ochoa de Giardino, se logró que un vecino de cada localidad, más la prensa, pudieran participar, preguntar y expresar sus opiniones a las autoridades.
Luego del tironeo absurdo en el ingreso, y de la insensata y poco profesional actuación de Natalia Sosa, algo así como una vocera de prensa del organismo regional que como periodista dio vergüenza ajena, la reunión dio comienzo.
Consenso ¿Con quién?
Una breve exposición de los técnicos de la Secretaría de Ambiente dio paso a las preguntas de los intendentes y jefes comunales, que evidentemente no tenían un claro conocimiento del mecanismo que se buscaba implementar. A pesar de esto, y ante la presencia de vecinos y periodistas, los funcionarios provinciales simulaban respetar la autoridad que representaban allí sentados los intendentes. “A ustedes los eligieron por el voto en cada pueblo, por eso necesitamos buscar el consenso”, dijeron, palabras más palabras menos. Pero cada vez que un jefe comunal preguntaba, quedaba claro que no había existido ninguna búsqueda previa de consenso. Todos preguntaban detalles esenciales, demostrando que, al menos, nunca antes habían profundizado el tema o, como se pretendía trasmitir, que no hubo un debate previo acerca de las diferentes alternativas para el tratamiento regional de la basura.
Ernest Hemingway definió una vez al oficio del periodista como el de aquél que ignorando lo que ocurre, siente la necesidad de preguntar. Y las preguntas de los jefes comunales fueron, ante los ojos de la vecindad, reveladoras de la ignorancia que padecían acerca del tema.
Así que esas preguntas desnudaron, por analogía, que era una mentira la postura oficial de la Secretaría de Ambiente acerca de que ellos venían a buscar el consenso con los ciudadanos elegidos para gobernar cada pueblo.
Este cronista hizo una pregunta a los representantes de Ambiente que aún espera respuesta: ¿Cuáles fueron las otras alternativas que se estudiaron para solucionar el problema de la basura, y por qué razones fueron descartadas?
Ni los técnicos, ni el funcionario a cargo de la Secretaría dieron respuesta.
¿Cómo se entiende que mientras se suponía que en esa reunión se buscaban alternativas para llegar a un consenso en el mecanismo de tratamiento de la basura, se informaba a su vez sobre los estudios geológicos que la Secretaría viene contratando para establecer el mejor lugar en Punilla para emplazar el mega basural?
Para la Secretaría de Ambiente los Intendentes son apéndices del poder central y los vecinos son alguien a quien hay que darle palmaditas en la espalda para calmar sus ansiedades. Una vecina, atenta a que los funcionarios aseguraban estar interesados en las reflexiones de los vecinos, hizo un pedido sencillo en ese sentido. Solicitó que a la próxima reunión estuvieran invitados los vecinos de Bower, que sufren el mega basural en su pueblo, para que contaran su experiencia. El silencio fue la única respuesta.
Esta es la sensación que dejaron los flojitos técnicos de la Secretaría de Ambiente de Córdoba en la reunión que este martes los doce jefes comunales y los doce intendentes de Punilla mantuvieron en la sede de la Comunidad Regional con los funcionarios del Gobierno de la Provincia.
Los vecinos abrieron las puertas
Alertados de la reunión, y de los inocultables objetivos de la misma, un grupo de vecinos de la zona de Molinari, donde se pretende hacer el gran pozo para llevar toda la basura de Punilla, convocó a vecinos de la región para que se hicieran presentes en el lugar a fin de intentar expresar a las autoridades la disconformidad por la metodología que se quiere implementar. Básicamente, se pide que cada Municipio trate su propia basura, con recolección diferenciada y su posterior reciclado y compostaje, una experiencia similar a la de Villa Giardino, que la aplica desde hace ya más de una década, aunque aún no en toda la ciudad.
A medida que al cónclave regional llegaban jefes comunales e intendentes (menos el de La Falda, lugar donde se desarrolló la reunión, representada por el Vice Intendente) los vecinos también se sumaban en la vereda. Fue entonces que la gestión de Hugo Capdevila, de Huerta Grande, ante la demanda ciudadana que buscaba participar del encuentro, y tras mediación de Jorge Caserio de Valle Hermoso y José Ochoa de Giardino, se logró que un vecino de cada localidad, más la prensa, pudieran participar, preguntar y expresar sus opiniones a las autoridades.
Luego del tironeo absurdo en el ingreso, y de la insensata y poco profesional actuación de Natalia Sosa, algo así como una vocera de prensa del organismo regional que como periodista dio vergüenza ajena, la reunión dio comienzo.
Consenso ¿Con quién?
Una breve exposición de los técnicos de la Secretaría de Ambiente dio paso a las preguntas de los intendentes y jefes comunales, que evidentemente no tenían un claro conocimiento del mecanismo que se buscaba implementar. A pesar de esto, y ante la presencia de vecinos y periodistas, los funcionarios provinciales simulaban respetar la autoridad que representaban allí sentados los intendentes. “A ustedes los eligieron por el voto en cada pueblo, por eso necesitamos buscar el consenso”, dijeron, palabras más palabras menos. Pero cada vez que un jefe comunal preguntaba, quedaba claro que no había existido ninguna búsqueda previa de consenso. Todos preguntaban detalles esenciales, demostrando que, al menos, nunca antes habían profundizado el tema o, como se pretendía trasmitir, que no hubo un debate previo acerca de las diferentes alternativas para el tratamiento regional de la basura.
Ernest Hemingway definió una vez al oficio del periodista como el de aquél que ignorando lo que ocurre, siente la necesidad de preguntar. Y las preguntas de los jefes comunales fueron, ante los ojos de la vecindad, reveladoras de la ignorancia que padecían acerca del tema.
Así que esas preguntas desnudaron, por analogía, que era una mentira la postura oficial de la Secretaría de Ambiente acerca de que ellos venían a buscar el consenso con los ciudadanos elegidos para gobernar cada pueblo.
Este cronista hizo una pregunta a los representantes de Ambiente que aún espera respuesta: ¿Cuáles fueron las otras alternativas que se estudiaron para solucionar el problema de la basura, y por qué razones fueron descartadas?
Ni los técnicos, ni el funcionario a cargo de la Secretaría dieron respuesta.
¿Cómo se entiende que mientras se suponía que en esa reunión se buscaban alternativas para llegar a un consenso en el mecanismo de tratamiento de la basura, se informaba a su vez sobre los estudios geológicos que la Secretaría viene contratando para establecer el mejor lugar en Punilla para emplazar el mega basural?
Para la Secretaría de Ambiente los Intendentes son apéndices del poder central y los vecinos son alguien a quien hay que darle palmaditas en la espalda para calmar sus ansiedades. Una vecina, atenta a que los funcionarios aseguraban estar interesados en las reflexiones de los vecinos, hizo un pedido sencillo en ese sentido. Solicitó que a la próxima reunión estuvieran invitados los vecinos de Bower, que sufren el mega basural en su pueblo, para que contaran su experiencia. El silencio fue la única respuesta.
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