¿Por qué la obra de gas natural en La Falda está parada?
Vecinos y hoteleros fuera de la primera mancha hacen la obra al 30 % del valor original
Algo es muy claro para los vecinos que hace meses discuten frente a frente con la Municipalidad y los representantes de la UTE empresaria de la obra de gas natural: El contrato es leonino.
“Es un típico contrato basura”, afirmó sin dudarlo un miembro de la Comisión del Gas, especialista en el tema de redes domiciliarias, al ser consultado por este cronista. Se refiere específicamente al que firmaron la UTE conformada por Ram Construcciones S.R.L. y Combustibles Serranos S.A. con la Municipalidad de La Falda para la realización de esta obra: “Es un contrato basura, es un chicle masticado por la improvisación. Cada cláusula puede reinterpretarse y reacordarse entre las partes”.
Un ejemplo de esta elasticidad de las cláusulas contractuales, lastimosa para los vecinos, fue cuando en un momento las partes acordaron suspender la obra por 180 días. Luego se levantó la suspensión, pero la obra nunca continuó, se encuentra como en estado vegetativo. Su corazón late, el contrato sigue vivo, pero la obra está muerta, sin movimiento.
En el mientras tanto se da la paradójica situación de que los vecinos con propiedades que no están comprendidas en la primera etapa de la obra, ubicadas por fuera del recorrido previsto para los primeros 51 mil metros lineales de cañería, tienen la posibilidad no sólo de agruparse con otros vecinos y ponerse de acuerdo con alguna de las más de cien empresas habilitadas en la Provincia para realizar la extensión de la red, sino que, como informáramos en la edición anterior(“La Gran estafa del Gran Pez”), lo pueden hacer a un costo total que no alcanza el 30 % de los valores contemplados en el leonino contrato basura aún vigente. Así, los vecinos con propiedades en la primera mancha pagaron la red domiciliaria a precios de estafa o se resistieron a hacerlo a pesar de haber sido intimados por la empresa. En tanto aquellos quienes están dentro de la primera etapa sin que por sus veredas haya pasado aún el caño, también siguen esperando. Pero a diferencia de los que están afuera de la etapa en discusión, no pueden hacer nada para tener gas natural a precio justo. O sea que mientras el contrato siga vigente esa etapa no puede realizarla nadie más que la UTE contratada, que a su vez no la hace por la resistencia vecinal y la falta de pago que ya sufre ante los precios desmesurados. De esta manera, el Intendente Marcos Sestopal, que a diferencia de otros administradores comunales se negó a hacer la obra por administración municipal, argumentando que él la quería rápida y ejecutiva, como se suponía que era su estilo de Gobierno, termina por estas horas siendo el más inoperante de todos los intendentes de la región, con la obra paralizada y sin solución a la vista. La gran pregunta, en cualquier caso, es por qué no busca una solución coherente y racional al problema y vuelve a poner en marcha una obra tan necesaria para la ciudad. La respuesta a esta pregunta es esclarecedora, y viene a demostrar el verdadero espíritu de la cosa. Veamos.
La firma de Sestopal y Pafundo
Parece que no conformes con haber entregado la principal obra pública de La Falda a una empresa amiga, sin la más mínima intención real de cotejar precios y formas de pago con otras propuestas, el Gran Pez Sestopal y su ladero Jorge “yo te lo explico” Pafundo, el secretario de Hacienda, le hicieron un favorcito más a la UTE. Juntitos, en silencio, solitos pero en nombre de todos, le firmaron ante Escribano Público un acta en la que cedieron todos los derechos de cobro a la empresa amiga, legalmente representada por el estudio jurídico del abogado Héctor Petroch. Ese acta en la que los dos audaces funcionarios entregaron el patrimonio de los vecinos en las manos de la empresa privada que te ponía en caño a precio de estafa, es el que salieron a repartir como turrones de navidad, casa por casa, hace unos meses con la intimación al pago. Gracias a la Comisión de los Autoconvocados del Gas a Precio Justo, conocidos como “Los doce apóstoles” por su tesón y dedicación a la causa, esas intimaciones quedaron sin efecto y, hasta ahora, todo en punto muerto.
La respuesta a por qué esta primera etapa de la obra no se replantea y se realiza con otras empresas a costos sensiblemente menores, como ya hacen varios vecinos fuera de la mancha y con el caño relativamente cerca, es el acta terrorífica con la que los ejemplares funcionarios públicos entregaron a los vecinos, de manos atadas y encapuchados, a la voracidad de una empresa que insiste en los abusivos costos a pesar de la evidencia.
Definitivamente no fue la reacción de los vecinos la causa del retraso de la necesaria obra. De hecho, vale recordarlo hasta que se avive el último desmemoriado o distraído o intencionado, se trata de “autoconvocados por el gas a precio justo”, y no “autoconvocados en contra del progreso”, como intentó instalar el discurso oficial. La causa por la que la obra más importante para la ciudad está en estado vegetativo puede encontrarse en el acta firmada por estos dos funcionarios, que a esta altura merecen al menos estar respondiendo ante otros estamentos cuáles han sido sus reales intenciones como administradores de los dineros públicos. Y para eso, acaso, no falte demasiado.
Algo es muy claro para los vecinos que hace meses discuten frente a frente con la Municipalidad y los representantes de la UTE empresaria de la obra de gas natural: El contrato es leonino.
“Es un típico contrato basura”, afirmó sin dudarlo un miembro de la Comisión del Gas, especialista en el tema de redes domiciliarias, al ser consultado por este cronista. Se refiere específicamente al que firmaron la UTE conformada por Ram Construcciones S.R.L. y Combustibles Serranos S.A. con la Municipalidad de La Falda para la realización de esta obra: “Es un contrato basura, es un chicle masticado por la improvisación. Cada cláusula puede reinterpretarse y reacordarse entre las partes”.
Un ejemplo de esta elasticidad de las cláusulas contractuales, lastimosa para los vecinos, fue cuando en un momento las partes acordaron suspender la obra por 180 días. Luego se levantó la suspensión, pero la obra nunca continuó, se encuentra como en estado vegetativo. Su corazón late, el contrato sigue vivo, pero la obra está muerta, sin movimiento.
En el mientras tanto se da la paradójica situación de que los vecinos con propiedades que no están comprendidas en la primera etapa de la obra, ubicadas por fuera del recorrido previsto para los primeros 51 mil metros lineales de cañería, tienen la posibilidad no sólo de agruparse con otros vecinos y ponerse de acuerdo con alguna de las más de cien empresas habilitadas en la Provincia para realizar la extensión de la red, sino que, como informáramos en la edición anterior(“La Gran estafa del Gran Pez”), lo pueden hacer a un costo total que no alcanza el 30 % de los valores contemplados en el leonino contrato basura aún vigente. Así, los vecinos con propiedades en la primera mancha pagaron la red domiciliaria a precios de estafa o se resistieron a hacerlo a pesar de haber sido intimados por la empresa. En tanto aquellos quienes están dentro de la primera etapa sin que por sus veredas haya pasado aún el caño, también siguen esperando. Pero a diferencia de los que están afuera de la etapa en discusión, no pueden hacer nada para tener gas natural a precio justo. O sea que mientras el contrato siga vigente esa etapa no puede realizarla nadie más que la UTE contratada, que a su vez no la hace por la resistencia vecinal y la falta de pago que ya sufre ante los precios desmesurados. De esta manera, el Intendente Marcos Sestopal, que a diferencia de otros administradores comunales se negó a hacer la obra por administración municipal, argumentando que él la quería rápida y ejecutiva, como se suponía que era su estilo de Gobierno, termina por estas horas siendo el más inoperante de todos los intendentes de la región, con la obra paralizada y sin solución a la vista. La gran pregunta, en cualquier caso, es por qué no busca una solución coherente y racional al problema y vuelve a poner en marcha una obra tan necesaria para la ciudad. La respuesta a esta pregunta es esclarecedora, y viene a demostrar el verdadero espíritu de la cosa. Veamos.
La firma de Sestopal y Pafundo
Parece que no conformes con haber entregado la principal obra pública de La Falda a una empresa amiga, sin la más mínima intención real de cotejar precios y formas de pago con otras propuestas, el Gran Pez Sestopal y su ladero Jorge “yo te lo explico” Pafundo, el secretario de Hacienda, le hicieron un favorcito más a la UTE. Juntitos, en silencio, solitos pero en nombre de todos, le firmaron ante Escribano Público un acta en la que cedieron todos los derechos de cobro a la empresa amiga, legalmente representada por el estudio jurídico del abogado Héctor Petroch. Ese acta en la que los dos audaces funcionarios entregaron el patrimonio de los vecinos en las manos de la empresa privada que te ponía en caño a precio de estafa, es el que salieron a repartir como turrones de navidad, casa por casa, hace unos meses con la intimación al pago. Gracias a la Comisión de los Autoconvocados del Gas a Precio Justo, conocidos como “Los doce apóstoles” por su tesón y dedicación a la causa, esas intimaciones quedaron sin efecto y, hasta ahora, todo en punto muerto.
La respuesta a por qué esta primera etapa de la obra no se replantea y se realiza con otras empresas a costos sensiblemente menores, como ya hacen varios vecinos fuera de la mancha y con el caño relativamente cerca, es el acta terrorífica con la que los ejemplares funcionarios públicos entregaron a los vecinos, de manos atadas y encapuchados, a la voracidad de una empresa que insiste en los abusivos costos a pesar de la evidencia.
Definitivamente no fue la reacción de los vecinos la causa del retraso de la necesaria obra. De hecho, vale recordarlo hasta que se avive el último desmemoriado o distraído o intencionado, se trata de “autoconvocados por el gas a precio justo”, y no “autoconvocados en contra del progreso”, como intentó instalar el discurso oficial. La causa por la que la obra más importante para la ciudad está en estado vegetativo puede encontrarse en el acta firmada por estos dos funcionarios, que a esta altura merecen al menos estar respondiendo ante otros estamentos cuáles han sido sus reales intenciones como administradores de los dineros públicos. Y para eso, acaso, no falte demasiado.
De gran utilidad sería que los vecinos de La Falda, les informaran a los vecinos de Cosquín, acerca de los problemas que sufren, pues aquí la misma modalidad de estafa se esta intentando con la participación del Intendente y los siete CÓMPLICES del Concejo Deliberante.-
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