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jueves, 24 de noviembre de 2011

Mega basural en Pampa de Olaen: El peligro de interpretar sólo el pasado


El negocio del Mega Basural en Pampa de Olaen y su previsible desastre ambiental sólo podrá ser frenado con la masiva participación ciudadana de todas las comunidades de Punilla.

Eduardo “Cacho” Arduh fue el candidato ganador de las recientes elecciones en La Falda con una victoria aplastante sobre la representación del presente pasado encarnado en la locuaz figura del Gran Pez Marcos Sestopal, y del presente futuro del mismo proyecto político en la figura más canchera y profesional fashion de Daniel Buonamico. Y venció las elecciones contra toda una fuerza política que se obstinó con La Falda de un modo particular y con gastos de campaña millonarios. Y que en esa obstinación produjo Camino del Cuadrado, Hotel Edén, nueva Avenida Edén, Fiestas del Tango con chequera generosa y tantas cosas en principio positivas, que prometen otras cosas positivas, como el desarrollo que le espera ahora a las ciudades del centro del Valle de Punilla, donde decenas de personas vinculadas directa o indirectamente al poder político bipartidario se han ido haciendo de preciosas tierras y las mejores propiedades.
El viejo Partido Radical, con la generación nacida al calor de la Primavera alfonsinista y la recuperación de la democracia en los primeros años ochenta que bien representa Ardúh, fue el cotenedor político faldense capáz de interpretar ahora los nuevos aires de participación ciudadana. Y fue esa participación ciudadana lo que en verdad desbordó los engañosos diques de contención del aparato político del oficialismo faldense y sus sponsors provinciales con Carlos Caserio a la cabeza.
Y venció en las urnas la alternativa a toda esa maquinaria de Poder porque fue capaz de representarla, porque dio señales claras de apoyo a una diversidad de expresiones vecinales nuevas, autoconvocados, ONGs, asociaciones civiles y populares de todo tipo, que cada vez tienen más repercusión política porque cada vez participa más gente. De gente común y corriente que pone horas de su semana en estudiar cuestiones comunes, problemas y posibles soluciones a temas tan variados y esenciales como el agua, el patrimonio público, el Ambato, el Gas a Precio Justo, la Minería, el tratamiento de los residuos y los que defienden la flora y la fauna, la educación, la salúd, y cosí via.
Ardúh no ganó las elecciones porque representara a un Partido convincente para la opinión púbica. Sabemos bien que era un problema la presencia de Oscar Aguad más que un aporte cada vez que venía a querer sumarse a los logros políticos locales. Y recordamos bien que la máxima figura radical en funciones durante este largo reinado peronista es Mario Decara, a quien se lo llamará por teléfono para alguna gestión pero nunca para la foto.
Ardúh tuvo una aplastante diferencia de votos a su favor porque con sus gestos políticos, sus discursos y compromisos públicos dio claras señales de estar junto a los Vecinos Despiertos y Autoconvocados de la ciudad. Ganó porque precisamente venció allí, en ese conglomerado heterogéneo de personas unidas por el invisible hilo de la participación ciudadana en cualquier frente donde un derecho o bien público se vea amenazado. Toda esa masa crítica de vecinos sin unidad política partidaria son quienes, a la hora de la verdad, deciden la suerte política de una ciudad. Y no son sólo sus votos, sino los temas que llevan a la conciencia ciudadana.
No se trata de un fenómeno social reciente. Mucho antes del nacimiento del kirchnerismo, ya en las antípodas de la crisis del 2001, en todo el país, la movilidad ciudadana se hizo presente como actor social determinante desde el piquete en la ruta o la asamblea en la biblioteca del barrio.
Lo curioso es que este proceso que lleva una década de visibilidad no sea aún interpretado por quienes son llamados periódicamente a gobernar una ciudad cualquiera.

Vecinos Despiertos y Autoconvocados por el basural
Por todo lo expuesto, rechazamos el plan de instalación de este basural (en Pampa de Olaen), alertamos a la población y convocamos a todas las comunidades para impedir este desastre”.
Así concluye, categórico, el comunicado de entidades que se oponen a este emprendimiento en el que está empeñado, desde años, el Gobierno de Córdoba y decenas de municipios. Los argumentos centrales se pueden leer en las páginas de esta edición.
Pero ¿Quiénes sostienen semejante advertencia: “Convocamos a las comunidades a impedir este desastre”? ¿Son cuatro o cinco personas que tienen un terreno junto al proyectado basural? ¿Dos o tres locos sueltos, alarmistas, tira bombas?
El contundente llamado de atención fue firmado por 19 instituciones representativas de Punilla. Y a la cabeza, el Consejo de la Ciudad de La Falda, que representa a tantas otras en conjunto. Junto al Consejo de la Ciudad firmaron: Fundación UnaVida - La Falda, Vecinos Autoconvocados de Punilla, Productores de la Pampa de Oláen, Arrendatarios de la Pampa de Oláen, Vecinos Barrio Santa Rosa – La Falda, Vecinos Barrio Parque Jardín – La Falda, Casagrande Despierta, La Cumbre Despierta, Vecinos Autoconvocados San Esteban y Los Cocos, Vecinos Molinari, Ongamira Despierta, Villa Giardino Despierta, Vecinos Huerta Grande, Vecinos Autoconvocados Cosquín Despierta, Vecinos Tanti, Vecinos San Esteban, Mesa de Derechos Humanos de Cosquín, PROHUERTA Punilla.
¿Quiénes son todos estos Vecinos Despiertos y Autoconvocados? Las declaraciones del Intendente Ardúh en Ecos de Punilla de la semana pasada asombran. Para él sólo se oponen “los ambientalistas”. Dicho así, otra vez, pareciera que se trata de cuatro o cinco desquiciados. Luego leo el comunicado de esta semana, y todos los desquiciados ambientalistas que lo firman.
Sin dudas la solución al tratamiento de residuos urbanos no es facil para ninguna ciudad del planeta. Tan cierto como que existen muchos ejemplos positivos que ya desarrollaremos. Pero tampoco quedan dudas que la cerrada defensa de este mecanismo de mega basural es nada menos que la defensa de un negocio empresarial millonario, por los montos y los años de explotación. Y aquí, de lo que se trata, es de que Ardúh, y todos los otros intendentes de Punilla, hagan un buen negocio para los vecinos de las comunidades que gobiernan, y para nadie más.
Si los gobiernos municipales de Punilla se doblegan ante esta aberración del oscuro negocio de la política, lo único que espero es que decenas y decenas de entidades, cientos y miles de vecinos se movilicen con la fuerza de un huracán a pelear por la causa e impedir este desastre colosal para nuestro ambiente, nuestra propia casa.
Si los intendentes no representan los intereses comunes de los vecinos, entonces que se vayan todos.