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Mientras tanto no mientan tanto

viernes, 23 de abril de 2010

El crimen del Banco de Córdoba, sucursal La Falda


Foto de fachada de Sede Central del Banco de Córdoba ¿También será reformada por los genios que diseñan "la nueva imagen" de la entidad?

Sin miramientos ni consideraciones, las máximas autoridades del Banco de Córdoba consumaron el desguace de uno de los edificios más tradicionales de la ciudad. Una parte más de nuestra identidad, tirada a la basura

Ingresar al Banco de Córdoba de La Falda genera una angustia sin consuelo al comprobar el crimen que las autoridades provinciales de la entidad han cometido con el interior del edificio histórico.
Ya no está el piso de parqué con su cálida madera en toda la gran extensión del salón principal. Ahora, algunos genios del marketing han considerado que eso era algo viejo, tal vez pasado de moda, y entonces lo levantaron todo, lo tiraron a la calle, y pusieron un piso de porcelanato blanco, como el que puede encontrarse en los baños de las estaciones de servicio y por donde cientos de jubilados harán un tránsito difícil, resbaladizo y más inseguro hasta las cajas donde les pagan sus magras jubilaciones.
El enorme mostrador de madera trabajada, con detalles en metal y las clásicas ventanitas con barras de bronce de cada cajero corrió la misma, ingrata suerte. Fue desguazado y arrojado a la calle. Lo mismo ocurrió con las fotos gigantes que revestían la enorme pared del lado derecho, siempre en su interior. Recuerdo una de la Avenida Edén, cuando era doble mano. Otra vista general de La Falda tomada desde un lugar cercano al Retiro Betaña. Y otra de similares dimensiones de un corral para animales, posiblemente ya en Pampa de Oláen, décadas atrás.
Así que ahora uno ingresa a una especie de baño gigante, blanco, brilloso el piso, sin la mínima calidez. Un espacio abierto visualmente gélido, que bien podría ser la sucursal de un banco cualquiera en un barrio de una gran ciudad.
Al final de la enorme sala, unas cajas de madera blanca con un vidrio medio verdoso que va desde el techo más bajo en ese sector hasta la altura de mostrador, donde los empleados pierden el rostro. En esos cubículos horribles bien se podría en breve poner unos cajeros automáticos y, por qué no, algunas máquinas traga monedas, para cerrar el desplume de jubilados y jornaleros.

La identidad perdida
Si uno ingresa a la página web del Banco de Córdoba, que por caso ya no se llama así, sino BanCor, se puede ingresa al link “Historia y Patrimonio”, donde se destaca que “la sede central (en calle San Jerónimo) es uno de los primeros edificios construidos especialmente para una entidad financiera en América Latina y constituye una de las obras más relevantes del patrimonio arquitectónico de la provincia. Fue declarado monumento histórico provincial en 1993 y nacional en el 2000”.
Y seguramente gracias a estas declaraciones patrimoniales los genios del rediseño del Banco no están pensando en tirarlas abajo, tal vez cambiando sus columnas al ingreso por alguna marquesina con neón.
En La Falda, como seguramente está ocurriendo u ocurrirá en todas las sucursales de la Provincia, las autoridades del Bancor están destruyendo la identidad local, sin ningún tipo de miramientos, de modo autoritario, inconsulto, constituyendo un verdadero atropello que no mide nada. De acuerdo a la poca información que este medio pudo obtener, todo se trata de la “nueva imagen institucional” que está en marcha. Que es, dicho sea de paso, una curiosa manera de conservar una imagen cuando se destruye la arquitectura original, ya casi antigua y totalmente ligada a la historia de un pueblo y se la reemplaza por algo uniforme, diseñado en alguna oficina para todos igual, e iguales a todos los otros bancos.
Lo que están haciendo las autoridades del Bancor en un crimen premeditado de la identidad forjada de estas sucursales históricas, tradicionales en los pueblos y ciudades del interior. Y no es descabellado pensar que tanto desatino y tanta prepotencia sólo haya sido posible en la concreción de algún negocio espurio. En este país, en esta provincia, en esta ciudad, el perfeccionamiento de la corrupción está dado en que ya no sólo hacen una nueva obra para afanar, sino que si es necesario se destruye el patrimonio. Estaríamos, desde esta perspectiva, ante un estadio superior de la corrupción: destruir para afanar, o afanar destruyendo.
Además ¿a ninguna institución, escuela, lo que sea, le servía eventualmente los muebles que fueron a parar a la basura? El desdén es manifiesto. El desprecio al patrimonio histórico local, total.

¿Se pueden salvar las puertas de ingreso?
El interior ya fue devastado ¿Hay posibilidad de que se salve la fachada? ¿Podrían declararse Patrimonio Municipal?
Como puede observarse, las gigantescas puertas metálicas labradas del frente están a punto de desaparecer. De las tres puertas, dos ya tienen por delante vidrios fijos, lo que augura su pronta desaparición.
¿A qué normativa responde todo este desguace? ¿No había ninguna posibilidad de adaptar estas nuevas normas al interior arquitectónico y decorativo tradicional, histórico? ¿Alguien se imagina que destruyan todo el mobiliario y modifiquen el ingreso de la sede central, diseñada por el arquitecto Tamburini, en pos de la seguridad?
Los genios del Bancor han transformado un edificio tradicional de La Falda en una escenografía kitsch, destemplada, más emparentada a las grandes urbes que a una pequeña ciudad serrana, que otra vez ha sido avasallada, despojada sin consulta de uno de sus edificios y mobiliario más tradicionales, vejada su identidad, en este caso por las autoridades del Banco de La Provincia.

jueves, 15 de abril de 2010

El Gran Pez desprecia otra vez la participación de los vecinos

El ex Presidente del Consejo de la Ciudad, Juan Carlos Grenade, ladero de Sestopal

La obra de la Av. Edén, de concretarse en breve, es otra muestra cabal acerca del marcado autoritarismo del Intendente Marcos Sestopal


Tenía una imagen llena de contradicciones y por lo tanto no definida del ex presidente del Concejo de la Ciudad de La Falda, en dos períodos consecutivos, Juan Carlos Grenade.
El inicio de su partición pública ciudadana me llenó de dudas. Durante la época de nerviosas y multitudinarias Asambleas de Autoconvocados por el Gas a Precio Justo, se decidió exigir por nota al Intendente Marcos Sestopal que convocara de inmediato al Consejo de la Ciudad, anulado durante todo su primer mandato. Se le recordaba que la entidad estaba explícita en la Carta Orgánica, y que se recurriría a la Justicia si seguía negándola. Así que, sin previo aviso, el súper secretario Miguel Maldonado llamó a unos cuantos amigos por teléfono y convocó a una reunión para conformar la entidad y, de paso, elegir a las autoridades. Pero como era un momento de gran movilización social a causa del robo que se intentaba con el gas, la voz corrió rápido y muchos representantes de instituciones no invitadas por el oficialismo fueron a la convocatoria. Allí la cosa casi se le complica a al Gran Pez Sestopal y sus laderos, y por muy poco margen lograron, finalmente, imponer el primer presidente del Concejo de la Ciudad. El bendecido por el oficialismo fue, precisamente, Grenade.
En aquella primera reunión a las apuradas, después de cinco años de no convocar a las instituciones, el oficialismo intentó impedir la participación del arquitecto Armando Galera, aduciendo que no representaba a la entidad que decía representar. Papeles en mano, la aceptación fue inevitable en la próxima reunión. Y este hecho no fue menor, toda vez que Galera era, además, de la Comisión de los Autoconvocados por el Gas y uno de los firmantes de la nota que pedía resucitar dicho Consejo.

Patinando sobre el Siete Cascadas“Calláte flaco, cortála con las preguntas”, dijo Grenade a este cronista en la recordada Audiencia Pública por la nueva licitación del Siete Cascadas, hace más de un año atrás, en el concurrido salón del Automóvil Club. Y todo cuando se le pedía explicaciones públicas no a él, sino a los concejales del oficialismo, con Francisco Mendieta e Iván Aliverti a la cabeza de la desvergüenza granpecista, vociferando Aliverti que él no gobernaba para mí ¿?, y que sin importar lo que se dijera votarían cinco a tres y a cantarle a Magoya.
¿Por qué, mientras los vecinos, haciendo uso de los derechos que confiere la Audiencia Pública, preguntaban, el entonces Presidente del Consejo de la Ciudad quería cortar de cuajo el debate? Todo esto lo expresé en un artículo publicado en Ecos de Punilla, sembrando dudas acerca de la personalidad y las verdaderas intenciones de Grenade, quien mientras estaba al frente de la mayor entidad local, que reúne a todas las instituciones para el debate de los temas de interés general, adoptaba en ese momento una actitud tan cerrada y, por caso, prepotente.
Luego vino, meses más tarde, la reelección de Grenade al frente de la entidad. Pero las cosas ya no eran igual. Entonces, una mayoría de Consejeros optó por una fórmula de transición, renovando la confianza en Grenade pero “rodeándolo” y aclarando que como voceros de la entidad se alzaba ahora una especie de triunvirato. O sea se lo sostenía, pero con ciertas y evidentes reservas y limitaciones en su accionar político. Parece que algunos lo veían venir.

El Consejo se puso pantalones largos
Este nuevo esquema de poder dentro de la entidad madre comenzó a dar evidencias del cambio interno operado. Con más fuerza se presentaron resoluciones y análisis contrarios a las intenciones del oficialismo en varios campos. El más evidente fue durante la última Audiencia Pública sobre el Presupuesto Municipal, donde se emitió un comunicado muy duro concerniente al manejo de los dineros públicos por parte del Gran Pez y sus laderos.
Luego fue el turno del Plan de Desarrollo Estratégico que impulsó el Gobierno, contratando para ello, a unos 200 mil pesos en principio, a expertos de la universidades Católica y Nacional de Córdoba. Y apenas se largó la iniciativa, florecieron los problemas. Convocatorias pobres, encuestas flojitas, falta de ideas. En definitiva, mucho ruido y pocas nueces al amparo de los sellos de dos casas de altos estudios.
De cualquier manera, y a pesar de la poca convocatoria y las muchas dudas generadas, se estaba dando un paso importante. Pero fue poco lo que duró el romance, hasta que el propio ConSejo de la Ciudad emitió un durísimo documento sobre el trabajo que se venía realizando. De ahí al verano y ahora, otra vez, a las puertas del nuevo invierno.
La novedad fue que, en la nueva elección de autoridades del Consejo de la Ciudad, Grenade deja la Presidencia y pasa a una discreta segunda vocalía en representación del Centro Vecinal del barrio Villa Edén. Punto aparte.

La remodelación inconsulta de la Avenida Edén
Fiel a su estilo autoritario de Gobierno, el Gran Pez apenas informó sin mayores detalles a sus amigos con negocios sobre la Av. Edén acerca de los cambios que se vienen. “Esto no es como la obra del gas. Aquí el frentista no tiene que pagar nada… así que no habrá problemas con esto”, le respondió hace un par de semanas a Jorge Domínguez, de TDC, quien lo consultó por los incipientes reclamos de participación ciudadana.
De acuerdo al ideario que inspira a nuestro Intendente, si uno no paga la obra no tiene por qué ser informado ya que, se deduce, no tiene por qué opinar. Así de fascista su pensamiento profundo, despreciando a los vecinos como seres inferiores que acaso molesten de vez en cuando con sus inquietudes.
Pasan los años y Sestopal no aprende. Y ya se perdieron todas las esperanzas. Pero lo más curioso fue que, cuando “informaron” de la obra en el Concejo Deliberante, el vocero del Gran Pez fue nada menos que el mismo Grenade.
Este medio dio cuenta de esa sesión, del mamarracho esbozado como ante proyecto, de las imprecisiones y las dudas que generaron. Los que venían a informar, Grenade a la cabeza, poca idea tenían del proyecto. Incluso llegaron al ridículo al mostrar unos croquis a lápiz, tipo dibujitos de escuela primaria, con lo que sería, posiblemente, algunos detalles de ornamentación de la futura avenida.
Dos períodos al frente del Consejo de la Ciudad, impulsando la participación ciudadana, reclamando canales de diálogo al Gobierno, exigiendo que se cumplan las normas, y un verano más tarde siendo parte de una estrategia de ocultamiento de información pública por parte del Gobierno.
Hace dos semanas, en este semanario, el arquitecto Galera dio sobradas razones para que el Gran Pez reconsidere el modo de llevar adelante esta importante obra, informando, abriendo la participación, convocando como manda la Ley a un concurso de proyectos para elegir el más conveniente para la ciudad.
Tenía una imagen llena de contradicciones acerca de Grenade en razón de su zigzagueante participación pública comunitaria. Pero con esta última actuación suya, blandiendo un dibujito y riéndose junto al Gran Pez de la participación ciudadana, ya no quedan dudas.
Las imposturas no son fáciles de sostener.

viernes, 9 de abril de 2010

Las obras que no están, es la guita que se afanaron


Ahora es oficial: El precio del gas natural en La Falda era caro, muy caro

Ahora lo dijo el Gran Pez por TDC. Tres años después, inflación mediante, el reinicio de la obra del gas será al mismo costo por frentista que en abril de 2007, cuando muchos vecinos consideraron abusivo el precio


Con el invalorable aporte del periodista Jorge Domínguez, figura emblemática y excluyente de TDC, la única señal televisiva local, los vecinos de La Falda y la región centro de Punilla se han informado, en las últimas semanas, sobre dos detalles trascendentes que fueron el epicentro de la discusión entre Autoconvocados y el gobierno del Gran Pez por el tema de la red de gas natural: la ausencia de una compulsa de precios y el consecuente alto costo de la obra.
Y la verdad fue dicha no ya por periodistas temperamentales, ni por políticos de la oposición, ni por vecinos despechados o avaros que no quieren pagar por un beneficio, o que no son solidarios con los que menos tienen. La verdad ha sido dicha por dos voces oficiales, dos autoridades políticas de la región. Un concejal de Villa Giardino, Raúl Mandayo, y por el Intendente de La Falda Marcos Sestopal, el Gran Pez, que siempre nos termina revelando las verdades que se ha empeñado en ocultar, desde su propia boca.
Desde el monopolio televisivo que ostenta, Domínguez se ha transformado en el máximo e incansable, verdaderamente incansable defensor de las políticas oficialistas y de cada brillante idea que surge de la boca del Gran Pez.
Tanta es la admiración que evidencia por el actual Gobierno, que parece haber perdido el mínimo e indispensable sentido crítico que podría hacer más consistentes las conclusiones de sus argumentos, que sin embargo defiende con pasión, y hasta el cansancio. Domínguez es como un boxeador que saca un empate sin poner una piña, porque es capaz de cansar al contrincante.
Así, con su particular estilo, se empeña entonces, micrófono en mano, héroe villano al fin, en la cerrada defensa del Gran Pez. Pero lo curioso del caso es que las conclusiones a la que arriba, le dan toda la razón a quienes cuestionan a su defendido.

Uno: Paquete cerrado; no hubo compulsa de precios
Tarde de sol, sentados a una mesa en un bar de Villa Giardino, a Domínguez se le acaba de inflar el pecho de emoción. Escucha que Raúl Mandayo, concejal de la oposición allí, declara que están todos muy conformes, oficialismo, oposición y en general los vecinos, porque una empresa ha presentado su Iniciativa Privada para la obra de la extensión de red de gas natural. Podrían ser hasta veinte mil metros de cañerías, prácticamente el casco céntrico extendido, un paso decisivo en la gasificación del pueblo.
Con los ojitos iluminados, Domínguez arremete, “y qué le diría a la gente de La Falda, que tanto se opuso a la obra, y ahora aquí en Giardino es igual, por Iniciativa Privada”.
Algo desorientado por la pregunta arrebatada y fuera de contexto, Mandayo rebobinó en el tiempo y aclaró: “Nada que ver. Aquí se presenta la Iniciativa Privada, y si se acepta entonces se llama a licitación pública. La empresa que presentó la Iniciativa tiene unos puntos de ventaja por el proyecto, pero debe compulsar con otras ofertas de precios. En La Falda, fue un paquete cerrado”. Lo que se dice un traje a medida para los amigos de Combustibles Serranos, que tuvieron la “iniciativa”.
El año pasado y a pesar que Domínguez parece no haberse enterado, a instancias de la oposición se modificó la aberrante Ordenanza que regulaba la Iniciativa Privada para la ciudad. La modificación más importante que ahora se le hizo, obliga al Intendente a llamar a licitación ante la presentación y aceptación de cualquier proyecto presentado bajo este régimen. La ordenanza que propuso el Gran Pez, y que entonces se aprobó apenas unos días antes y por la que se adjudicó la obra del gas, le daba la potestad de entregar la obra, directamente, a quien presentaba la iniciativa, sin más trámite que su aprobación personal. Así de fácil, como diría Sestopal.
Queda claro. “Paquete cerrado” con moñito, traje a medida, régimen de Iniciativa Privada tan trucho que fue recientemente modificado. Lo cierto es que el Gran Pez no pudo y aún no puede decirnos que el elegido fue el mejor precio, la mejor oferta técnica. Nunca trabajó para buscar la conveniencia de los vecinos.

Dos: Precio abusivo
La Semana Pasada, otra vez la señal local de televisión nos iluminó con otra verdad.
Muy suelto de cuerpo, evidenciando un entusiasmo incongruente, el Gran Pez anunció desde la pantalla que se completaría un nuevo tramo de la obra de gas, que acompañará a la remodelación de la Av. Edén y de la que nadie fuera del entorno del Intendente conoce, cercenando otra vez el elemental derecho a la información de los vecinos.
Anunció que la extensión iría desde la calle Meirovich hasta Córdoba, por la vereda norte de la Edén, y por la paralela 25 de Mayo.
¿Y qué costo tendrá para cada frentista?, preguntó Domínguez con voz de confesionario.
“El mismo que la factura original de abril de 2007”, dijo Sestopal en un clima de gozo, de felicidad compartida entre entrevistado y entrevistador.
O sea que tres años más tarde (si es que se empezara la obra de la Av. Edén en abril, ya que depende en exclusiva de un aporte del Gobierno de Córdoba que no se sabe cuándo llegará), y con cierto desfachatado orgullo, el Gran Pez nos dice que, pese al 60 / 70 % de inflación registrado, ahora los frentistas deberán pagar lo mismo que entonces.
¿Y entonces? ¿Nos afanaron?
Dirá que la ganancia empresarial de aquella primera parte frustrada por los vecinos ahora no está contemplada y por eso el menor costo tras el descuento de la inflación de tres años.
¿Y a una empresa que no compitió por los precios, con ordenanza y escritura que cede el cobro de pago obligatorio para el frentista, se le da un margen de ganancia del 60 / 70 %?
¿Ante qué clase de abuso estamos? Hay un abuso de poder por parte de un Intendente que ni discutió el precio de la obra, que ni se esforzó en buscar un precio mejor para los vecinos que con sus actos representa. Un abuso de una empresa única que impone un costo con la complicidad de los funcionarios. Abuso de poder del Intendente y su secretario de Hacienda Jorge Pafundo, cuando firmaron ante escribano público la sesión del cobro de una obra cara, sobre valuada, con la garantía de cobro del régimen por mejoras a la propiedad, cediendo estos derechos a una empresa privada, empernando a los vecinos.
Ahora que viene el reconocimiento oficial de la trampa del gas, los vecinos sacarán sus conclusiones. Y algunos de estos, defensores a ultranza de la obra tal cual estaba, dirán sin embargo que es preferible una obra cara a que no se haga.
Por suerte, hay muchos otros vecinos que no estuvieron dispuestos a que las autoridades les roben sus dineros sobre facturando obras esenciales para el desarrollo.
Si no hay más infraestructura en esta ciudad, no es porque algunos vecinos se opusieron al sobre precio ahora reconocido de la obra del gas.
Si no hay más obras, infraestructura y mejores servicios públicos en la ciudad, es porque se afanaron un montón de guita con la que se pudo haber hecho lo que aún nos falta.

jueves, 1 de abril de 2010

Daniel Buonamico, un embaucador en la secretaría de Turismo


Friedrich Nietzsche: “La ignorancia es irrefutable”

Embaucar: Engañar, alucinar, prevaliéndose de la inexperiencia o candor del engañado.
Por suerte para la ciudad, una encuesta encargada por Buonamico para medirse como candidato a intendente “le dio como el culo”.


Participar de una conferencia de prensa ofrecida por el secretario de Turismo de La Falda, Daniel Buonamico, es una experiencia esclarecedora para observar y darse cuenta cómo es el manejo político del funcionario granpecista, cuáles son sus valores, cuáles sus argumentos, cuáles sus mentiras abiertas y descaradas, dichas siempre con un aire de presunto conocimiento del caso.

La mejor guía turística del país la hace Buonamico
El funcionario afirma ante un coro mudo de medios y periodistas cualquier cosa, y esas palabras quedan convalidadas por el silencio o la siguiente pregunta tipo ¿Estará lindo el tiempo en Semana Santa?
De pequeñas afirmaciones inverosímiles a conceptos erráticos que en una comunidad y un gobierno serio debieran significar poco menos que su alejamiento de la función pública, el Secretario ha hecho un estilo.
La Falda tiene una guía turística que no tiene ninguna otra ciudad”, afirmó ante la mirada aprobatoria de un auditorio adicto de personas que hacen negocios con los dineros de la Secretaría a su cargo.
Dicho al pasar, como lo dijo, uno puede pensar que en todo el país no hay una ciudad turística que tenga la guía que tenemos aquí, y eso nos hace sentir orgullosos del logro de este Secretario.
Perdón Buonamico, preguntó este cronista ¿Usted afirma que en todo el país no hay una guía como la que tiene La Falda? ¿No exagera con lo que dice? ¿Cómo puede afirmar semejante cosa?
Bueno, yo hablo de guías oficiales. Por ahí hay otras pero son privadas. La nuestra es única, sacamos el modelo de la ciudad de Mendoza.
Ahí está la pata corta de la mentira. No es única, fue copiada a otra ciudad. Y difícilmente La Falda cuente con una guía turística y cultural mejor que la de Mendoza, Rosario, Capital Federal y decenas de ciudades más. Pero el tipo saca pecho, afirma un imposible, pone cara de conocedor de la materia, escucha otra vez el silencio de la platea y sigue divagando.

¿Secretaría de Cultura o agencia de espectáculos?
Como se sabe, la Secretaría a su cargo es de Turismo, Cultura y Deportes. Así que como responsable del área se lo consultó por la política de cultura desarrollada en estos años. Su respuesta fue hacer un recorrido por una serie de actividades que no creó desde su área, y a las que se remite a pasarle unos pesos de vez en cuando. Así que nombró al Coro Municipal, al Puan, a la Biblioteca Babel, al Ballet José Hernández, etc. Todas actividades nacidas de la vecindad en donde personas de buena fe terminan recurriendo al apoyo del Estado para concretar ciertos proyectos. Así que Buonamico reparte migajas entre estas instituciones (comparado con los millones que gasta en espectáculos), y eso es la política de cultura que dice tener. El Secretario confunde, entre otras cosas, la actividad, producción y promoción cultural con un escenario con muchas luces de colores. Sin dudas puede considerarse un buen promotor de espectáculos, siempre exitoso pagando los cachets más caros del país con el dinero de todos y el control flojo o casi nulo que lograron armar de manera sistemática. Como promotor privado de grandes eventos recordamos la realización del Festival La Falda Rock 87, el más calamitoso que se recuerde, con suspensión de la última noche con las entradas ya vendidas, hecho que generó la reacción del público que terminó haciendo desmanes en las proximidades del Auditorio. Fue irresponsable con su propio dinero, pero en aquél caso no tenía los fondos de los vecinos para pagar sus desmanes y se retiró, hasta volver, años más tarde, con el amparo de la chequera municipal que disimula (y estimula). .

¿Cuánta plata pone Buonamico en el Hotel Edén?
El tema es un misterio y las sospechas de que se trata de una gran cantidad de dinero las aviva el propio Buonamico. Primero respondió que Turismo no había puesto plata para el fracaso de Sofovich. Después reconoció lo evidente, un cartel gigante frente a la Secretaría y toda la folletería oficial que lo promocionó. Pero se le insistió en que la pregunta era referida al Hotel Edén, que casi desconoce como emprendimiento privado: “La propiedad es del Municipio”, dijo. “Pero está concesionado por treinta años a una empresa privada que, según se dijo, venía a invertir a la ciudad”, respondió este cronista, para reiterar la sencilla pregunta ¿Cuánto dinero de las arcas municipales van a pagar gastos de los empresarios privados del Hotel Edén? Fue entonces que Buonamico empezó a decir, tímidamente, que bueno, que algunas cosas se pagaban ¿Cuántas, qué montos?, se insistió. Y como haciendo un esfuerzo de memoria simuló recordar un evento, después otro, y otro más.
El misterio continúa, pero más temprano que tarde las cuentas saldrán a la luz, y estas mentiras también quedarán reveladas.

El periodismo según Buonamico
Sin que pretendiera transformarlo en un tema de la conferencia, pero a raíz de la discusión que se elevaba, dije que nunca, jamás, se me había invitado a una conferencia de prensa de Turismo. Fiel a su estilo, ligero de caderas, le echó la culpa al encargado de prensa del área.
-¿Pero usted no controla el área de prensa de Turismo?
-Bueno, sí, pero no es mi responsabilidad.
-Entonces no la controla
-Bueno, además, yo no sé si usted es periodista, si tiene título.

Por primera vez en 27 años de oficio abrí mi billetera y saqué el carnet de periodista para dejarlo caer sobre la mesa de Buonamico.
-Ahh, pero esto es del Cispren (Círculo Sindical de la Prensa de Córdoba), dijo el Secretario como si nada tuviera que ver una cosa con la otra, revelando su ignorancia.
Le expliqué entonces que el periodismo es un oficio antes que una profesión. Que la carrera (de Comunicador Social, no de periodista) comenzó recién en 1986, y le pedí que me nombrara diez personas que el consideraba que eran periodista en el país, para darles sobrados ejemplos acerca de lo que le estaba diciendo.
Buonamico es un mentiroso que trata todo el tiempo de vender peras por manzanas, creando espejismos, actuando desde la mayor ignorancia y con la soltura de un soberbio.
Por fortuna, una encuesta encargada por el propio Buonamico a principios de marzo, donde se midió como candidato a Intendente, y según palabras de sus propios amigos y allegados, “le dio para el culo”. Por eso tal vez dijo en un momento que estas eran las últimas actividades suyas en la función pública, para que las siga o las revise el próximo gobierno, del que evidentemente no participará.
Es un aliento, una esperanza y un síntoma del cambio que asoma.